Némirovsky, Irène: Los bienes de este mundo.

Novela ambientada a principios del siglo XX. Dos familias de la burguesía de un pueblo francés van a entroncar en un matrimonio previsto desde la infancia de los posibles contrayentes. El interés familiar coincide en unir sus fortunas para sacar adelante una fábrica de papel que el abuelo de la familia gobierna con gran empeño. Inesperadamente, el joven Pierre decide oponerse al plan familiar y casarse con una joven a la que realmente ama, Agnès. La chica no elegida no tarda en casarse con otro hombre. Pierre es desheredado de inmediato y la joven que estuvo a punto de ser su esposa, Simona, entra a formar parte de la empresa a la que aporta abundante capital. La guerra de 1914 estalla y Pierre es movilizado. Las familias viven la angustia permanente de saber qué pasa con sus hijos y con ellos mismos, pues los efectos de esta guerra también afectan a la población civil. Agnès con una criatura pequeña sobrevive a la espera de que acabe la contienda. Pasarán casi cinco años hasta que llegue la paz. Su esposo Pierre sobrevive, pero tardará meses en recuperarse de unas heridas que nunca terminarán de curarse. Pero la vida sigue; con el paso de los años, nadie alcanza la felicidad esperada, quizá porque la realidad defrauda unas expectativas muy limitadas a lo terreno. El hijo varón de Pierre y Agnès tiene amoríos con una mujer. El esposo de Simone le es infiel; los destinos de esas familias se cruzan una y otra vez y aparece el odio soterrado que se ha ido acumulando con el paso de los años. Conforme se acerca el final de los años 30, el estallido de la guerra no solo no les pillará desprevenidos sino que es esperado como una realidad imparable. La autora describe con precisión y calidad literaria los sentimientos encontrados de los protagonistas; a la vez relata los hechos sociales con la precisión de una crónica periodística. A pesar de la defensa del matrimonio por amor, frente a los matrimonios de conveniencia, no deja de aportar una visión crítica hacia una sociedad que se desmorona, no solo por la crisis económica y política sino por una falta de esperanza de fondo que no termina de ver el sentido de las dificultades por las que pasan; la expresión formal del relato es de calidad literaria. El contenido ayuda a contextualizar mejor su novela Suite francesa.