No Valores Por Su Portada

Novela que atrapa al lector. Comienza con el asalto de un comando israelita a una zona del Líbano poblada por palestinos. Intentando proteger la vida de un líder palestino mueren los padres de dos jóvenes. Uno de los soldados que participa, de mala gana, en la operación, Jacob, tendrá grabada en su mente el grito de venganza de uno de los hermanos huérfanos. Pasan los años y esos niños viven en París, con unos familiares. Veremos a una joven palestina buscar integrarse tanto en Occidente que se convierte en una chica frívola del liceo en el que estudia. Un hermano, Abir, no ha olvidado su promesa de venganza. Tras recibir el adiestramiento necesario, empuja al otro hermano, Ismail, a inmolarse con un cinturón bomba. En esos días hay en Bruselas una cumbre de responsables de la OTAN. Sin duda es un lugar de riesgo. Una cadena de televisión recibe una grabación; en ella, un encapuchado señala que si no dejan libres a los presos de Guantánamo, cada día de retraso morirá alguien. Dos o tre

Ossyane, cuyo nombre significa rebelión, nace en la primera mitad del siglo XX en una familia de origen armenio. Su infancia transcurre entre Turquía y el Líbano, en un ambiente aristocrático. Decidido a alejarse de su padre, va a Paris a estudiar medicina y allí le sorprende la Segunda Guerra Mundial en la que destaca como miembro de la Resistencia. A su vuelta al Líbano se casa con una chica de origen judío con la que vive en una situación precaria durante el primer conflicto árabe-israelí. Por diversos motivos pasa veinte años en un sanatorio, en el que un día recibe la visita de su hija. Novela muy bien relatada, en que la ambientación resulta excelente, la descripción de los protagonistas y el contexto histórico y geográfico.

Cuando Albino Luciani fue elegido Papa, con el nombre de Juan Pablo I, este libro alcanzó una gran notoriedad. Recoge algunas colaboraciones que siendo obispo, hizo en una revista religiosa italiana. Son cartas a personajes históricos, muchos escritores, que al hilo del suceso que les hizo célebres. El autor les comenta esa cuestión, tal y como se vive en el momento en el que éste escribe su comentario. Muestra sentido del humor, cercanía pastoral... Logra un estilo directo y ameno; aborda los temas importantes de la vida. El lector sentirá más cercanía si el destinatario de la carta es alguien que el lector conoce; aunque no es imprescindible esto para entender el texto, supone una ayuda. La última carta se la dirige a Jesús; Luciani lo hace con especial respeto: comenta varios pasajes del Evangelio, con cariño y cercanía. El libro vale la pena, aunque el contenido refleje el ambiente de la década de 1970-80, su valor es permanente.

La contraportada comienza con estas preguntas, a las que el autor trata de dar respuesta en el contenido del libro. ¿Existe Dios? ¿Cómo podemos acercarnos a él en un mundo como el actual? ¿Tiene sentido buscar la trascendencia en el siglo XXI? ¿Qué convierte en humano a un ser humano? ¿Podemos vivir prescindiendo de la fe? ¿Hay vida después de la muerte? En este libro breve y certero, Alejandro Llano responde a estas y otras preguntas, y se interroga sobre el lugar que ocupa la vida del espíritu al comienzo del siglo XXI. Nos habla también de cómo buscar a Dios en un mundo cada vez más secularizado, y de cómo lograr el conocimiento de uno mismo y encontrar un verdadero amor que nos haga mejores. El autor reflexiona sobre la relación entre la fe y la ciencia a la luz de los últimos avances de la cosmología y la biología. Nos propone una búsqueda espiritual del sentido de la vida, allí donde el puro racionalismo no puede darnos respuestas. Y lo hace teniendo en cuenta lo que grandes escr

Ambos historiadores han hecho un notable esfuerzo por condensar en un libro la historia de una institución que está extendida por todo el mundo. Comienzan el relato en el año 1902, con el nacimiento del Fundador y llegan hasta el fallecimiento de su segundo sucesor al frente del Opus Dei, Javier Echevarría, en el 2016. Las fechas 1902-2002 son relevantes; la primera por lo ya indicado, la segunda porque el 6 de octubre del 2002 fue canonizado el ahora san Josemaría Escrivá. Con buen criterio de historiadores, en los años más recientes a la fecha en la que escriben el libro entran en menos detalles, en parte porque los historiadores dejan un margen de tiempo que permite aquilatar mejor los hechos. Además porque aunque la transparencia de las instituciones sea grande, hay aspectos que se conservan en documentos que no se desclasifican hasta que pasan unos años, aunque solo fuera por salvaguardar el buen nombre de quien eventualmente hubiera querido causar algún daño. Se aprecia que en el