Paton, Alan: Llanto por la tierra amada.





La comienza en una aldea de Sudáfrica, en los años cuarenta del siglo XX. El sacerdote anglicano Stephen Kumalo es de raza negra y recibe una carta de otro sacerdote, Teófilo Msimangu, quien le escribe desde Johannesburgo. Msimangu le sugiere ir a esa ciudad para ver a su hermana Gertrude, enferma. Kumalo va allí también con el deseo de ver a su hijo Absalón del que hace años que no tiene noticias. Al llegar, ve que su hermana se dedica a la prostitución, que su hijo Absalón tras una estancia en un reformatorio, tuvo una relación con una joven que está embarazada; ahora Absalón está en paradero desconocido. Todo esto a Kumalo le sume en un profundo dolor; comprueba que las personas que provenían de tribus rurales al llegar a la gran ciudad, viven sin leyes y apenas logran sobrevivir con trabajos en las minas. Gracias a la generosa ayuda de Mismangu, recorre los diversos lugares y consigue de Gertrude la promesa de cambiar de vida; la joven a la que su hijo ha dejado embarazada pasa a estar atendida. Todo da un giro cuando recibe la noticia de que su hijo Absalón es acusado de asesinato con intento de robo. La víctima es un hijo de Jarvis, un terrateniente blanco, amigo de Kumalo. Stephen visita a su hijo en la cárcel; el joven reconoce el delito, cometido sin premeditación. A pesar de tener un buen abogado y un juez recto, será condenado a morir en la horca. Kumalo debe volver a su poblado con la esposa de su hijo –casados en la cárcel conocida ya la condena- y además de afrontar ante sus parroquianos su situación, deberá comunicar a su esposa las dolorosas noticias. Jarvis no solo no se venga sino que retoma su compromiso de ayudar a los indígenas de raza negra que viven en condiciones muy precarias. El intento de mejorar las condiciones del entorno rural une a los dos hombres, con el fin de que sobrevivan los habitantes del valle y por la mala experiencia que supone la emigración a lugares hacinados de las grandes ciudades, en donde es fácil caer en redes que viven de la delincuencia. El libro fue publicado en 1948 y está ambientado antes del apartheid. La narración muestra diálogos y personajes bien reflejados, quienes a pesar de sus defectos y limitaciones luchan por una sociedad mejor. Kumalo es un hombre a quien el dolor sume en la pena, pero la confianza en Dios no la pierde, pues no depende de que todo salga bien. El argumento es realista y duro; el autor muestra personajes blancos y negros con buen y mal comportamiento. Se centra más en las cualidades humanas y en la vivencia religiosa que lleva al perdón, arrepentimiento, etc. Su autor nació en Sudáfrica y fue un activo partidario de terminar con el apartheid. Falleció en 1988.

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