Márkaris, Petros: Liquidación final.

Grecia está sumida en la crisis económica que azota a occidente. Varias personas se han suicidado desesperadas por no poder afrontar los gastos ordinarios. Por otra parte, existe la impresión general de que la corrupción sigue siendo abundante en el país. El comisario Jaritos y su esposa Adriani están agobiados pues su hija Katerina se está planteando irse a trabajar fuera del país y eso podría poner en riesgo su matrimonio con Faris. Mientras, un asesino actúa en Atenas. Los muertos aparecen en lugares relacionados con épocas históricas antiguas; la marca es inconfundible: una inyección de cianuro en la nuca. El asesino deja una firma sorprendente: El Recaudador Nacional. Todos los asesinados han hecho trampas fiscales, con la complicidad de funcionarios. El asesino ha logrado acceder a una base de datos clara y sus cartas dan un plazo fijo para pagar sus estafas. El siguiente paso es hacer chantaje al gobierno. Esa persona, que ha conseguido que llevados por miedo otras personas hayan pagado sus deudas fiscales, pide una comisión de lo recaudado. Tras varias reuniones, con la prensa, entre los miembros de diversos equipos ministeriales, etc., toman la decisión de tenderle una trampa, que burlará de forma astuta. Jaritos sabe que sus jefes necesitan resultados urgentes; el asesino es listo y actúa en solitario. Hacer el perfil sicológico del asesino será de mayor ayuda de la que Jaritos esperaba; nunca había usado ese sistema. La novela relata la crisis mostrando las manifestaciones, recortes, huelgas; hasta el asesino tiene un grupo de personas que le apoya pues consigue más recaudación fiscal que las autoridades. Cuando Jaritos sepa el perfil de persona que debe buscar, atará hilos sueltos para llegar hasta la persona que ha tenido en jaque a medio país. Además de bien relatada, muestra con fuerza los rasgos más visibles de la crisis en la que está sumida Grecia. El asesino se movía por el rencor hacia una burocracia que cerró el paso a un proyecto personal valioso; por una parte muestra su inteligencia, pero no le convierte en un héroe popular pues es el odio el móvil de sus actos.