Ordeig, Manuel: Deslumbrados por el amor de Dios.





Ya el autor había publicado recientemente otro libro, titulado Despertar al asombro. En esta ocasión parte de un escalón previo en el trato con Dios y comienza con lo que pudieran ser los primeros pasos de una persona que comienza a tener vida interior, es decir un trato personal con Dios. Tras una fase inicial, el alma puede descubrir insospechados horizontes o quedarse en un caminar anodino y rutinario. Por el contrario, si crece, su vida espiritual cada día adquirirá mayor lozanía. Como explica en un capítulo el autor ese avance usando el símil de la navegación tiene algo de remar y bastante más de poner las velas a punto para que el viento inflame las velas y lleve la nave con garbo. En muchas ocasiones se juntarán las dos cosas, remar y poner las velas en situación de recibir el viento favorable. El Amor es el motor esencial, pero se requiere saber que el motor más que de sentimientos está forjado de obras de entrega, con o sin que la emotividad acompañe. Saber bien que es Dios el punto de referencia más allá de lo que sintamos o no evitará que en momentos de aridez espiritual se produzca el desaliento. Cada alma va por un camino específico y propio, el amor tiene algo de personal e irrepetible a la vez que una parte común a todos los enamorados. Conocer las pautas por las que Dios puede llevar a un alma ayuda a orientarla bien y a no desconcertase cuando llegan momentos en los que el crecimiento es menos visible.

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