Wharton, Edith: La edad de la inocencia.




En palabras de Lourdes Ventura: “Es el testimonio de una alianza colectiva para defender a ultranza un mundo de tradiciones y lenguajes cifrados. Nadie, pese al título, es inocente en la abigarrada sociedad neoyorquina que nos muestra Edith Wharton. Todos los caballeros conocen el peso exacto del silencio, la profundidad de un determinado tono y el modo más cruel de ignorar a los recién llegados”. El libro fue publicado en 1920 y trata de la sociedad de esa época. Newland Archer, miembro de la alta burguesía de Nueva York, trabaja en un despacho de abogados, si bien sus ocupaciones no son muy exigentes. Está enamorado de May, una chica guapa y soltera. En ese mundo social tan reducido todo el mundo se conoce y una persona caída en desgracia queda apartada de los círculos sociales en los que se desenvuelven las relaciones. Los parentescos entre ellos son frecuentes, por lo que la abuela del clan tiene un poder moral bastante fuerte. Por esas fechas, regresa de Francia Madame Olenska, un pariente que ha fracasado en su matrimonio. Archer comienza tratándola por caridad y a petición de su novia May, pero se enamora perdidamente de ella. Archer consigue adelantar la boda con May para evitar romper con ella, pero interiormente busca las ocasiones de poder estar con Madame Olenska. La actitud de Archer hubiera llevado al adulterio y posterior escapada de ambos a otros lugares, pero Olenska siempre sabe evitar las situaciones límite. No está claro hasta qué punto May se entera o no de estos enredos. Una conversación entre ella y Olenska debió de resultar bastante aclaratoria pues Olenska regresará a Francia y el matrimonio de Archer y May se mantiene. Los juegos de palabras, cada gesto medido en su más pequeño detalle hacen de esta obra una pieza maestra, tanto por el reflejo fiel de una sociedad que cuida las formas hasta límites insospechados, como por la descripción anímica de Archer en los diversos momentos de la novela. La narración está cuidada, no entra en detalles morbosos y aunque la posibilidad del adulterio está siempre cercana, no entra en comentarios innecesarios.

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