Steinbeck, John: Las uvas de la ira.




Relato crudo y realista de los efectos de la Gran Depresión de 1929 en unos modestos campesinos de Oklahoma que son desposeídos de su tierra al no poder pagar una deuda. Emigran a California en busca de trabajo y para eso recorren una gran distancia con todas sus pertenencias en un vehículo que requiere frecuentes reparaciones y con crecientes dificultades para pagar el combustible. Steinbeck es un buen narrador que relata una historia, larga y triste, manteniendo el interés, gracias a los firmes perfiles humanos de sus personajes y a la fuerza que tienen las situaciones que plantea. Se refleja bien las dificultades por las que pasan miles de familias, acusadas injustamente de comunistas cuándo sólo buscan su sustento. Al dolor de romper con las raíces que les unen a una tierra en la que han dejado parte de su vida se une la amargura de comprobar que son muchos los que se dirigen a la misma zona en busca de lo mismo y que la esperanza de encontrar trabajo se volverá una tarea nada fácil. Estamos ante una novela, que el autor complementó con un excelente reportaje fotográfico, también publicado. No hay que atenerse a la literalidad de lo narrado, pero resulta clarificadora la excelente y dura descripción de la realidad social y de las repercusiones que esa situación provoca en cada persona y en cada familia. La exigencia de los más elementales derechos da pie a ser acusados de comunistas, o al menos de agitadores sociales. La situación de miseria provoca situaciones que pueden herir la sensibilidad del lector. En algunos casos la lectura resulta recomendable, pues sin ser un documento histórico es un buen retrato del ambiente vivido como consecuencia de la crisis que azotó el mundo. Aquellas personas que no tienen sensibilidad para captar el dolor que produce la falta de trabajo cuando no se puede alimentar a los hijos, podrán aprender. Otros, más sensibles, quizá deban saltar los párrafos más crudos para no sufrir más de lo necesario. Según la sensibilidad del lector, se aconseja un ritmo lento o más rápido. Lo ideal es hacerse cargo del ambiente reflejado pero sin sufrir más de lo necesario con las descripciones derivadas de la situación de miseria que rodea a esas familias.

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