Desmurget, M.: Más libros y menos pantallas.

 Desmurget, M.: Más libros y menos pantallas. Ed. Península, 2024.     ENSAYO

  El autor es doctor en neurociencia y directivo en el centro Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia. Ha publicado otros libros en ésta línea de investigación. En esta ocasión explica consecuencias de postergar la lectura. Obviar la lectura comenzó con la difusión de la televisión; se acelera con los medios digitales, hasta quedar como actividad minoritaria. Cabe diferenciar la fase de aprender a decodificar textos, entre los 6 y 8 ocho años, de la comprensión de textos de mayor dificultad. La habilidad lectora no está codificada en el genoma, pues es reciente en la historia del ser humano. Adquirirla requiere tiempo, esfuerzo y facilitar su acceso desde la infancia, sin pretender quemar etapas. La primera fase consiste en escuchar cuentos e identificar las letras. El papel de familia es imprescindible. Se dice, con mayor o menor acierto, que en la escuela se aprende a decodificar y en la familia se forjan los lectores. Aprender a leer es un proceso largo, de varias etapas; se apoya en tres pilares: conocer el mundo de los libros y cómo se lleva a cabo la lectura en nuestro abecedario, conocer las letras e identificar los sonidos de las palabras. De hecho, cuanto más hablen los padres a sus hijos y más cuentos les lean, más enriquecerán su vocabulario y se desarrollará su conciencia fonológica; el resultado será más facilidad para leer. Hay en este libro un primer nivel de lectura valioso para padres y maestros,  y otro más profundo para diseñar los planes de estudio. Leer ayuda a configurar la inteligencia para pensar y razonar, así como para abrirse a los contextos que reflejan los libros. El autor aporta datos que facilitan la tarea de quienes difunden la lectura. Desde el inicio de las pruebas PISA, al inicio del siglo XXI, la trayectoria en occidente es descendente en calidad lectora y capacidad de comprender textos complejos. Si la lectura es una base clave del aprendizaje, cuidarla, fomentarla y enseñarla de modo amable, debiera ser prioritaria. Dice el autor que la lectura destaca por: su capacidad para cultivar el espíritu, enriquecer el imaginario, reparar la mente, deshacer la soledad, fecundar el lenguaje y preservar las memorias colectivas. El texto es extenso, 492 páginas; el contenido esencial para padres y maestros se podría transmitir en la mitad de páginas. Para quienes desean profundizar el autor aporta abundantes datos valiosos.

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