Wells. H. G.: La guerra de los mundos.

Relato ambientado en Londres en 1898. Durante varias horas, caen desde el espacio objetos semejantes a meteoritos. Nadie se pudo imaginar que fueran objetos lanzados por seres inteligentes. Del hondo hueco provocado por el choque de uno de esos cilindros, se escuchaba un ruido similar al que podría producir un ser desde el interior del tubo de acero. Cuando se pudo constatar que eran objetos que traían a marcianos ya era tarde para reaccionar de manera ordenada. Primero fueron rumores, luego relatos de testigos que aseguraban haber visto seres que movían. Unas grandes estructuras con forma de patas mecánicas permitían avanzar y recorrer grandes superficies en poco tiempo. Un gas que salía del interior de esos objetos provocaba un ejército letal en los seres vivos a los que afectaban. Algunas unidades del ejército fueron capaces de alcanzar a algunos de esos objetos, que salían de los diez objetos que habían caído en Gran Bretaña durante los últimos días. Gobernando esas estructuras había unos seres que casi solo poseían cabeza, de un diámetro superior a un metro. El pánico se desencadenó en Londres y grandes masas de población huían en diversas direcciones, algunas con intención de cruzar el canal de la Mancha. El narrador logro vivir escondido bajo los escombros de una casa durante quince días, al término de los cuales descubrió que no quedaban seres vivos de los extraterrestres. La causa principal de su muerte no fue la defensa del ejército, sino su carencia de defensas ante las bacterias. Su organismo no estaba preparado para sobrevivir a su contacto. El relato, al estar ambientado en el pasado deja claro que no es real, ni lo pretende parecer, sin embargo la huida que relata, se parece bastante a la que tuvo lugar en Paris ante el ataque alemán a Francia durante la primera Guerra Mundial. El relato alcanzó gran popularidad cuando Orson Welles lo emitió por radio en 1938 como si fuera la crónica de un hecho real.