Sepetys, Ruta: Entre tonos de gris.




La autora, hija de refugiado lituano en USA, ha escrito esta novela histórica con los testimonios de numerosas familias lituanas que sufrieron la deportación en tiempo de Stalin. Un tercio de la población murió como consecuencia de las brutalidades, pero otros lograron sobrevivir. Con los testimonios de muchos de ellos, la autora escribe un relato que bien pudiera ser la una de aquellas familias. Un día de 1941 agentes de la NKVD, temida policía soviética, obligó a la familia de Lena a recoger unas pocas cosas y ser llevados a una estación de tren, donde en vagones abarrotados y en condiciones higiénicas y de alimentación miserable, fueron traslados por el interior de la Unión Soviética durante tres semanas. Lena tenía 15 años e iba con su madre Elena y con su hermano Jonás de diez años. Su padre había sido apresado unos días antes. En medio de numerosas vejaciones y con los inconvenientes derivados de un viaje en esas condiciones, Elena tenía como prioridad mantener lo que le quedaba de familia unida. Cuando llegaron al destino, tuvieron que trabajar en condiciones miserables y sufriendo humillaciones continúas. No obstante, el libro a pesar de reflejar con viveza la dureza de las situaciones no se recrea en ellas ni cabe establecer juicios que sean aplicables a todos. Así lo aprenderá Lena cuando descubrirá el porqué del comportamiento de la madre de un joven llamado Andrius. Lena por medio de la pintura, con herramientas elementales, deja constancia de los hechos. La mención al cuadro de Munich titulado El grito es continua. Aunque figura como protagonista principal Lena, sin negar su mérito, es su madre Elena quien es el alma que sostiene no sólo a su familia sino a otras personas. Su dedicación amorosa incluso a personas que le han hecho daño o ignorado, su fortaleza moral para no dejarse hundir, el afán de lucha para que sus hijos sobrevivan. El deseo de saber dónde se encuentra su marido, la convierten en una heroína de carne y hueso, que se cansa, sufre y llora, pero por encima de toda ama y espera. Por ese motivo, aunque la narración es dura, el balance es alentador. La esperanza en el ser humano, en dar lo mejor de sí misma para que otros puedan salir adelante, presenta un horizonte esperanzado; a pesar de encontrarse en aquellos momentos entre las garras cercanas de Stalin y las lejanas de Hitler.

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