Covey, S. R: El liderazgo centrado en principios.




El autor de los 7 hábitos del ejecutivo eficaz vuelve a tratar de ilustrar los principios desde los que dirigir. La dirección tiene en común que lo principal no son las cosas sino las personas.

La base del autor es sencilla: sólo desde la realidad se puede ayudar a los demás. Es decir, sólo la mejora personal permite ayudar eficazmente a los demás. Si usted desea ser mejor directivo, no se trata de que aprenda técnicas nuevas de dirección –que también las puede necesitar- sino de mejorar sus principios, los puntos en los que se apoya su vida personal. Tiene poca importancia saber cuánto de innato y cuánto de adquirido tiene el liderazgo; primero habría que definir qué es el auténtico liderazgo. Para Covey, la principal misión del líder es mostrar la misión, o reforzar la coherencia de todo lo que se hace en la institución con la misión para la que esta existe. No cabe fingir en la tarea de dirección. La confianza es un elemento esencial; pero sólo si la confianza es real. No se trata de actuar como si..., la realidad sale a flote siempre. Lo que no se apoya en principios sólidos y verdaderos se viene abajo. Gobernar desde la mentalidad del yo gano/tú pierdes es enfocar mal las cosas; así es imposible la confianza, pues la dinámica subyacente no es la cooperación hacia el mismo objetivo sino la competencia. La competencia está fuera de la empresa, no dentro. En la última parte habla de la relación entre los siete hábitos fundamentales, de los principios en los que se asienta el liderazgo y la Calidad Total, con los catorce puntos de Deming. La base de fondo es la misma. Sólo si el directivo cree en el principio de calidad total, éste se podrá implantar. En la medida que se vea como un departamento más, como un galardón a lograr, el fracaso está asegurado. Las estructuras son importantes, administrar o gobernar también lo es; pero lo esencial son las personas. No sólo los directivos; se trata de que todas las personas que trabajan en la empresa, identificadas con la misión, den lo mejor de sí mimas, no engañadas por una supuesta confianza, sino porque el directivo es consciente de que la empresa la forman todos. Se acabaron los tiempos de unos piensan y otros ejecutan, lo que no quiere decir que no estén definidas las funciones de cada uno en una estructura orgánica y razonable.

La confianza en Covey se apoya en que no instrumentaliza a las personas, respeta el ser de las cosas y las personas. Sólo desde ese respeto es posible edificar con seguridad de no ser instrumentalizado.

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