Varó, Valdés y Axela: La ternura de Dios.




Estos tres autores escriben unas meditaciones que tienen el hilo conductor de la Misericordia o como ellos ponen como título, La ternura de Dios, que es otra forma de decir lo mismo. Las fuentes son, básicamente, la Sagrada Escritura y textos del Papa Francisco; como telón de fondo hay consideraciones de san Josemaría y de otros santos, que forman el tesoro doctrinal que tiene la Iglesia Católica. La llamada a la Misericordia ha sido una constante de los tres últimos papas, el Papa Francisco dedicó un año entero a considerar la Misericordia de Dios, que se refleja entre otras muestras en las obras de misericordia, espirituales y corporales. Está tan en la entraña de la Sagrada Escritura y algunos autores dicen de Cristo que es el rostro de la Misericordia Divina. Si la Misericordia es un rasgo divino, en Cristo se manifiesta de forma especial: en su vida, en sus milagros, en su predicación. No cabe establecer una aparente contradicción entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, sobre todo porque una regla básica para interpretar la Biblia es tener en cuenta toda ella para dar luz a cada pasaje. Además, hay pasajes del Antiguo Testamento que muestran las entrañas misericordiosas de Dios con los hombres. Por si no quedara claro, Cristo narra una parábola que destaca sobre el resto, la del hijo pródigo. Su misericordia le lleva a realizar curaciones. La misericordia en la vida del cristiano, si somos discípulos de Cristo, debe empapar nueva vida. Los ocho capítulos se cierran con uno titulado: María, Madre de la misericordia. Es denso y breve; es, quizá, la mejor síntesis que puede hacer cada lector de estas páginas.

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