Buch, Lucas: Nuevos Mediterráneos.




Cinco apartados que apenas superar el centenar de páginas. El autor cita una frase que usó con frecuencia san Josemaría al referirse a nuevas luces que Dios le daba y que le permitían descubrir nuevos horizontes para su vida interior. El primer capítulo lleva por título Aquella primera oración de hijo de Dios, hace una doble referencia. La primera a la filiación divina, rasgo esencial en la espiritualidad, pero con un acento importante: tomar conciencia de esa filiación, hasta que impregne la vida espiritual de quien ha visto esa luz que da un color nuevo a la vida. El segundo apartado lo titula Jesús es mi amigo entrañable. Desde esa cercanía, anunciada antes, ver a Jesús como Alguien que me ve, que me oye, a quien le importa todo lo que me pasa o le digo. Incluso mis silencios cuando no encuentro palabras para hablar. Desde la llaga de la mano derecha es el título del tercer apartado; indica una gran cercanía a la Humanidad Santísima de Cristo, hasta meterse como un personaje más en el evangelio, acompañándole tan de cerca que veamos cada llaga que se le causan en la Pasión, en las manos, los pies y el costado. San Josemaría toma de los autores de la espiritualidad clásica aspectos que le permiten avanzar en esa intimidad con Cristo, con ese trato personal en la conversación con un Amigo entrañable. No hable, óigale es el título de siguiente apartado. Recoge la frase que su director espiritual le sugirió en su juventud. Quizá podemos tender a contarle una y otra vez lo que nos preocupa, incluso diciéndole con precisión como queremos que lo resuelva. Escucharle es una actitud de apertura, en la que esa disposición a la escucha puede llevar a pensar en el Otro, o a descubrir otras ideas que Cristo quiere transmitirnos. A Jesús por María, no solo es el título que cierra este libro, sino el de una homilía que escribió. Es el cauce por el que fue durante su vida, desde la trinidad de la tierra a la Trinidad del Cielo, haciendo referencia a la intimidad en Belén, en Nazaret y en tantas otras circunstancias que nos llevarán a saber distinguir en nuestra vida de oración a cada una de la tres Personas de la Trinidad, incluso al Gran Desconocido como llamó al Espíritu Santo, pues a pesar de ser nuestro santificador para una gran número de cristianos es un desconocido.

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