Hawathorne, N.: La letra escarlata.



Obra de Hawthorne (1804-1864), considerada por algunos críticos la mejor obra narrativa en norteamericana en el siglo XIX. Publicada en 1850, está ambientada cien años antes, en Nueva Inglaterra, territorio colonial británico que más adelante formará parte de EE. UU. Explora el sentimiento de culpa, fuerza que se devora a sí misma. Una mujer en Boston sale de prisión donde ha estado recluida siete años, acusada de adulterio. Al salir, lo hace con la niña de esa edad, Perla, con la que ha vivido. Es llevada a un lugar elevado cercano a la prisión, similar a un cadalso y allí se le coloca la letra A, con un llamativo color rojo. La marca que la señala como adúltera le debe acompañar varios años. Por más empeño de las autoridades, Hester, la mujer de la que hablamos, no ha querido decir el nombre del padre de la niña. Ella estaba casada con un hombre con formación médica, que desapareció años antes de que ella entablara esa relación que dio como fruto a Perla. Paralelamente, la vida en la ciudad discurre con cierta normalidad, si bien las mujeres puritanas, que predominan en la cuidad, hacen gestos ostentosos cada vez que la ven para evitarla. Con el tiempo, cobra prestigio como costurera, con lo que se gana la vida y cría a Perla, niña con fuerte carácter, como ha demostrado en alguna ocasión. Perla ve la letra A en su madre a la altura del corazón; quizá le parezca normal, o intuye que no debe preguntar el motivo por lo que la lleva. Mientras, un pastor puritano, conocido predicador y con una exigente vida penitente, intenta ser ayudado por un médico que se ofrece para ayudarle a salir de su postración. Cuando Hester descubra que ese supuesto médico es con quien ella estuvo casado, intenta evitar que viva con el pastor; probablemente no busque su salud sino su muerte. El tono dramático no desaparece del relato. No es un caso de abusos, pero sí de un posible adulterio, si ella no tenía certeza de ser viuda. En todo caso no es ese el rasgo esencial, sino su empeño en no dar el nombre del padre de Perla. Debe tener razones poderosas para haber resistido tanto y durante tantos años. Para valorar el libro con justicia, es preciso conocer el contexto histórico, saber que convicciones tenían los puritanos, una fracción radical del calvinismo, que no tenía entonces la connotación actual del término. El paso del tiempo, sin esa formación literaria e histórica no permite entender el valor del libro.

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