Frossard, André: Dios existe, yo me lo encontré.

Frossard (1915-1995) nació en un pueblo francés cercano a la frontera con Suiza y Alemania. Fue educado en un ateísmo absoluto en el que la existencia de Dios ni siquiera se planteaba. Su familia, de origen judío y protestante, vivía imbuida en un ateísmo de cuño socialista. El padre de Frossard era un destacado dirigente del partido comunista francés. Frossard posee una aguda inteligencia, pero da tumbos profesionales, para dedicarse al periodismo. del que llegó a ser un buen profesional Un día, cuando tenía veinte años, de modo completamente imprevisto, entra en una iglesia católica a buscar a un amigo y pasa en unos segundos de ser ateo convencido a convertirse en católico, apostólico y romano. Se bautizó en julio de 1935. El relato de su vida está bien descrito, con una prosa elegante y cuidada, y enmarca bien ese instante decisivo en su vida. No relata en este libro que durante la guerra fue internado en un campo de prisioneros, del que fue uno de los pocos supervivientes. El resto de la Segunda Guerra Mundial lo vivió en la Resistencia. Muchos años después tendrá trato con Juan Pablo II, sobre quien escribió alguno de los veinte libros que ha publicado en su vida. Este libro es breve y compensa hacer una lectura detenida, para coincidir con el médico que le visitó a petición de sus padres tras su conversión, que lo que tenía era efecto de la Gracia; el médico lo dijo así no por ser creyente sino porque en su experiencia profesional algunos cambios observados se debían a lo que con acierto supo llamar Gracia.

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