Benedicto XVI: Spe Salvi


La, esperanza guarda estrecha relación con la fe y el amor. La vida terrena no sacia el ansia de felicidad que toda persona desea. Por otra parte, si hoy otra vida después de ésta, deberá ser atractiva para que la deseemos. La ignorancia puede llevar a no desear otra vida si desconocemos como será o tenemos una imagen errónea de la vida eterna. El amor es quien redime al ser humano y estar con quién nos ama tanto que ha dado su Vida para redimirnos es el comienzo de una esperanza gozosa en otra vida que, como dice San Pablo, ni ojo vio, ni oído oyó lo que Dios tiene preparado para quienes le aman. Estar con quien nos ama así y con otras personas a las que Dios dilata su capacidad de amar, comienza a tener interés en saber algo más sobre ese Más Allá.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Índice

Fulwiler, Jennifer: Un encuentro inesperado.