Ferrer-Dalmau, A.: Imperio.

Libro que entrelaza texto y figuras, cuadros del autor, de gran calidad por su elaboración y por la fidelidad de su contenido a la realidad. Ferrer-Dalmau es conocido como el pintor de las batallas, o bien, de parte de la historia militar española. En cualquier caso, sus pinturas son fieles en los trajes, en el contexto, etc., a lo que dice mostrar. Este libro lleva por subtítulo de los tercios españoles a la América hispana, evitando usar en el subtítulo el término imperio, que solo se puede atribuir en sentido metafórico, pues no hubo un emperador al mando de los veinte millones de Kilómetros cuadrados que el rey de España regía a finales del siglo XVII. Se entiende que el texto juega un papel subsidiario ante la fuerza de las imágenes que recoge, de gran calidad. En la portada, van a caballo por la orilla del mar dos personajes; el que va por el interior es Pedro Menéndez, quien participó en lugares donde lucharon los tercios; además de ser capitán general del Mar Océano y miembro de la Orden de Santiago, colonizó parte de la costa Oeste, fundó la ciudad de San Agustín, ahora en Estados Unidos, además del otro extremo del sur del país, Florida. Destaca el papel que tuvo el Gran Capitán con su táctica militar en la península itálica, sigue con guerras europeas, destacando el papel de los tercios en Flandes; aborda la lucha contra los turcos en el Mediterráneo. Del territorio americano, además de los descubrimientos, muestra parte de la exploración y conquista. Destaca por su belleza, entre otros muchos cuadros, el que lleva por título La marcha a Tenochtitlán, no solo por su belleza pictórica sino por la riqueza de aspectos que muestra. En los comentarios, defiende con frecuencia la actuación española ante lo que ha señalado la Leyenda Negra, si bien en ocasiones hubiera sido oportuno que se hubiera hecho eco de tropelías y errores cometidos por españoles. En la colonización de América se encuentra toda la escala de personajes e intereses que se dan en la sociedad de su época. En su defensa, cabe señalar que no es un referente como historiador, sino como pintor de sucesos militares de la historia de España. Es un libro para releer, disfrutando con las reproducciones de los cuadros que le gusten al lector. Alguna vez le falta rigor histórico al dar por válidas cifras poco contrastadas; así, es muy probable que el número de fallecidos en la batalla de las Navas de Tolosa fueran la mitad de los que señala. Pero sería injusto fijarse demasiado en esos aspectos cuando la fuerza del libro está en las imágenes que ofrece.

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