Ratzinger, J.: Mi vida.



Este libro fue publicado en 1977. Posteriormente se han publicado nuevas ediciones. He optado por leer solo lo escrito por su autor. Joseph Ratzinger nació el sábado Santo de 1927, 16 de abril, y fue bautizado al día siguiente. Su padre era gendarme, lo que llevaba consigo algunos traslados. Cuando diez años más tarde, en 1937, se pudo jubilar al cumplir sesenta años, respiró tranquilo. Hitler ya estaba en el poder y la familia Ratzinger no veía con simpatía los cambios que se iban produciendo. La escolaridad de Joseph había sido la habitual. Es con esa edad cuando comienza lo que aquí llamaríamos el bachillerato de letras. La decisión de su hermano mayor y la suya de ingresar en el seminario era compatible con esa opción. Poco después, con el comienzo de la guerra en 1939, su vida sufre algunos cambios. Será en la fase final de la guerra cuando tiene que hacer compatible el estudio con la ayuda en una batería antiaérea. Vivió un inicio de movilización que fue suavizado por la flexibilidad del oficial que mandaba el grupo en el que estaba encuadrado. Durante un breve espacio de tiempo en su casa tuvieron que alojar soldados, pero el final de la guerra llegó siendo todavía adolescente. Pudo así entrar en el seminario de forma permanente. Los dos hermanos recibieron la ordenación sacerdotal en la fiesta de san Pedro y san Pablo de 1951. Tuvo año intenso de actividad pastoral en Munich. En 1952 fue requerido para la docencia en el seminario y a partir de ese momento comienza una vida dedicada al estudio y docencia de la teología. Su vida experimenta un cambio notable cuando, convocado el concilio Vaticano II, es requerido por el cardenal Frings para acompañarle a Roma. Allí le tocó trabajar con Rahner, con quien discrepa en algunos temas, que con el paso del tiempo llevarán a un alejamiento teológico, por la evolución de Rahner. Algo similar le ocurrirá con otros teólogos. Serán situaciones dolorosas, que le preparan para el futuro. Durante años parecía que su horizonte sería la docencia universitaria, hasta que su nombramiento como arzobispo de Munich da lugar a un giro en su vida, que con el tiempo no le alejará del estudio teológico, pero sí de la vida académica. Estos años le han permitido conocer de cerca personas y cuestiones teológicas en las que trabajará durante años. Hasta aquí un relato de su vida hasta los cincuenta años. Falta su crecimiento espiritual, algo que como sacerdote es fundamental, pero que ahora no es el momento.

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