Hautzig, Esther: La estepa infinita.



Narración de carácter testimonial que cuenta la infancia de la autora, nacida en Vilna en 1930, cuando era territorio Polaco. Al comenzar la historia esa población está ocupada por los rusos que invadieron Polonia. En la actualidad, es la capital de Lituania, país cercano a Bielorrusia. Esther nació en una familia de la burguesía judía de la ciudad. A los diez años fue deportada a Siberia, junto con sus padres y abuelos paternos, por el Ejército Rojo soviético. Allí, la expedición –varios vagones de ferrocarril- fue repartida entre la atención a una granja o a una mina para obtener cal. Para estar todos juntos eligen esta segunda opción. Fueron obligados a realizar trabajos forzados. Tras muchas penalidades, durante las que muere el abuelo, llega una amnistía que en realidad les afecta poco. Supone ser trasladados a una población cercana y sobrevivir como puedan. Esther comienza a ir a la escuela, donde tiene poca relación inicial con sus compañeros por no saber ruso. Solo su esfuerzo le permitirá seguir adelante, a pesar de las épocas de enfermedad. Viven en una choza en la que pasan el frio propio del lugar en donde están. Cuando llega la orden de movilización del padre para luchar en el ejército soviético contra los nazis, madre e hija tendrán que sobrevivir malvendiendo objetos o comiendo unas patatas muy pequeñas. La descripción que hace del lugar está muy lograda, así como las condiciones en las que sobreviven la abuela, madre y e hija y pueden reunirse con el padre que ha sobrevivido durante la guerra. La obra, publicada en 1968, relata la vida durante tres o cuatro años, pero por su dureza. La autora evoca esos años con calidad literaria pero de modo realista; sin rencores ni detalles morbosos. Estando allí ven llegar a los soldados alemanes que hay sido hechos prisioneros en la lucha contra Rusia y que son llevados a Siberia. Destaca en el libro algunos detalles de muestras de humanidad, de personas de variada condición y por los que guarda un grato agradecimiento. Los detalles de mezquindad los relata sin detenerse más de lo necesario. La autora falleció en el 2009 en Estados Unidos. La autora mantuvo trato con la comunidad literaria yiddish de expatriados.

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