Troise, S, y Paccini, C.: Nacemos para no morir nunca.



Chiara y Enrico rompieron varias veces su noviazgo para retomarlo más adelante. Desde el momento en el que Enrico le propuso a Chiara casarse, se acabaron las discusiones. Se casaron en septiembre de 2008. Cuando unos meses más tarde, Chiara le dijo a Enrico que estaba embarazada, se llenaron de alegría. En una visita al ginecólogo, los médicos descubren que algo va mal. Al confirmar el dictamen, saben que la niña viene sin una parte del cerebro. Las presiones de médicos y personas cercanas para que aborte, son fuertes. Su amistad con Daniela, médico, se fortalece en estos años y será un apoyo para Chiara; el Padre Vito los es para ambos. Tal y como habían previsto la niña, María Grazia Letizia, vivió media hora, el tiempo necesario para bautizarla y darle cariño. Al llegar el segundo embarazo, los comentarios de varias personas, les llevan a pedir que los médicos estudien si el caso de María Grazia tenía base genética o no. La respuesta fue que no; había sido un caso aislado, muy poco habitual y las posibilidades de que se repita en el mismo matrimonio casi nulas. Resulta obvio que sin el apoyo de un entorno, la oración y el afecto, todo hubiera sido más difícil. Cuando dé a luz por segunda vez, nace Davide, sin varios miembros y sin perspectivas de vida. Se repite algo similar al primer parto: bautizo y Misa de ángeles, con pocas personas. Que Chiara se quede embarazada de nuevo, a más de uno le provocó miedo; pero el embarazo se desarrolla con normalidad. Esta vez es Chiara la que preocupa. Tras una dolorosa intervención en la lengua, Chiara por decisión personal y el apoyo de Enrico, decide suspender en tratamiento contra un virulento cáncer que le han detectado, hasta que nazca Francisco. Este parto tiene lugar con normalidad, pero los médicos descubren en la madre, nuevos focos del cáncer por diversas partes del cuerpo. El dolor y las crisis que sufre Chiara, son las lógicas en una mujer que no ha cumplido 28 años. El apoyo de sus amigos, la oración de Chiara y Enrico y la llegada del Padre Vito en momentos clave, son una ayuda valiosa. Viajan a Medjugorje, con la confianza en Dios. En el año 2012 acaba en la tierra esta historia; al reseñar el libro, la sensación es de no haber sabido mostrar la belleza de esas vidas y un amor conyugal hasta las últimas consecuencias. 

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