Dicker, Joël: El enigma de la habitación 622.

La novela está ambientada en Suiza; especialmente en Ginebra y Vebier. En el relato cambia varias veces de plano, físico y temporal. El lector debe seguir la trama para no perderse con el antes y después. En verano de 2018 un escritor está triste porque ha muerto su editor, cosa lógica dada su edad, pero el agradecimiento que le tiene, le provoca un sufrimiento fuera de lo común. Se va, para cambiar de aires, a un hotel en los Alpes suizos; al castillo de Vebier. Allí descubre que hay una habitación especial; en el lugar que debiera ocupar la 622, hay una con el número 621 bis, para seguir con la 623. La omisión de la 622 y ese cambio tuvo su origen en un suceso ocurrido hace unos años en aquella habitación, un asesinato que perjudicó la imagen del hotel. Para evitar malos recuerdos, hacen ese cambio. El escritor se interroga por la situación de esa habitación; cuándo pregunta encuentra mutismo o evasivas, lo que le fomenta la curiosidad. En el hotel conoce a una mujer que también quiere desconectar, se llama Scarlett, y le anima a investigar esa situación y a escribir una novela. Lo que no saben es la profundidad del suceso y cómo atrapa su relato al escritor. Éste juega con el lector, creando tramas secundarias, micro-historias dentro del relato, que reflejan secretos y traiciones. Hubo un triángulo amoroso alrededor de tres personas: el heredero de un banco suizo, un banquero hecho a sí mismo y una bella mujer, cuya madre quiere casarla con alguien que tenga dinero y posición social. El relato atrapa; usa capítulos cortos, cambios de plano y el lector no sabe quién pudo ser el asesino del crimen que se perpetró; son varios los posibles candidatos entre las personas de la historia que narra. La infidelidad conyugal es frecuente, sin entrar en detalles; los intentos de escapar con un amante, y los giros de la vida que lo impiden en el último minuto. Describe los lugares, no en vano el autor es suizo. Si el lector no tiene paciencia para seguir la trama con calma, es preferible esperar el momento idóneo para leerlo.