Solzhenitsyn, A.: Alerta a occidente.

Dijo Solzhenitsyn: "Si escribo estos libros, si me dedico a estos trabajos que no son puramente literarios lo hago sólo pensando en mi patria, en Rusia, donde han sido asesinados 66 millones de personas. Es mi deber trabajar pensando no sólo en mi obra literaria, sino en los que murieron y yo no conocí y en aquellos otros, muchos, que cayeron estando yo a su lado. Al libro Un día en la vida de lván Denisovich le siguió Archipiélago Gulag lo que provocó su expulsión de la URSS. No obstante quizá lo más duro para él no fue no poder recoger el Premio Nobel que había recibido como fruto de esas obras, sino la indiferencia de Occidente ante un mensaje que fue tildado de exagerado y su autor, tras repetir su experiencia de alertar a Occidente fue excluido de los círculos intelectuales y se auto-exilió dentro de Occidente al ver como éste se negaba a tomarse en serio el contenido de su discurso. La experiencia humana de Solzhenitsyn es poco común. Ha conocido la vida comunista soviética, desde los abismos del Gulag hasta las cumbres del éxito, para caer de nuevo en el entramado de la persecución. Este libro, con textos casi todos inéditos en castellano, fue traducido del ruso por Gabriel Amiama, quien vivió en la URSS desde su infancia, fue de los niños llevados allí durante la Guerra Civil Española. Su formación y su experiencia personal le permitieron ver el modo de pensar y escribir del Nobel ruso sobre temas esenciales de nuestro tiempo y las circunstancias actuales. La respuesta que encontró a su discurso en Harvard en 1978, le llevó al desencanto con Occidente, siendo Harvard una muestra de la sociedad occidental, a quienes no veía dispuestos a renunciar al bienestar logrado y carente de ideales para defender la libertad por la que tanto había luchado el Premio Nobel. Desencantado de Oriente y Occidente, dejó de conceder entrevistas salvo en casos muy contados y falleció perdida la esperanza de recuperar los valores por los que él había luchado.