Nèmirovsky, Irène: Los fuegos de otoño.



La autora, famosa por otras obras, terminó de escribir esta poco antes de ser llevada a un campo de concentración. El libro no se publicó hasta 1957. El libro comienza con la Primera Guerra Mundial y termina durante la ocupación alemana de París en la Segunda. En 1914 Martial Brun termina medicina. Al llegar la guerra adelanta su matrimonio con su prima Thérèse. Al día siguiente sale hacia el frente como médico de primera línea de combate. Allí murió mientras ejercía como médico. Thérèse por respeto a su esposo fallecido y por convicción dedica su esfuerzo a trabajar como enfermera. Al cabo de unos años se casa con un amigo de infancia, Bernard, a quien la guerra ha cambiado mucho. El hundimiento de los valores que sostenían las vidas de parte de la población antes de la guerra, no las comparten los soldados que vuelven de la guerra, donde han visto tanta barbarie que han perdido la confianza en el ser humano. Bernard es uno de esos, que se deja llevar por el afán de hacer dinero fácil a la vez que lleva una vida de ocio incompatible con su vida matrimonial. La propia Thérèse, se deslumbra por ese estilo de vida de los felices años veinte, si bien su forma de vivir tiene poco que ver con la de su esposo. Tras un primer hijo, tendrán dos niñas más. Llega un momento en el que la doble vida de su esposo le resulta insoportable a Thérèrse y se separan. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su hijo Yves se incorpora como aspirante a piloto y Bernard, arruinado, pasa a ser teniente del ejército francés. Némirovsky hace varios giros en el relato, de forma que el libro mantiene interés hasta el capítulo final. La capacidad del ser humano para rectificar está presente.

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