Newport, Cal: Céntrate.



El autor, actualmente profesor en la universidad de Georgetown, sostiene cuatro reglas que vienen clara y brevemente en la contraportada: Trabajar en profundidad, Abrir las puertas al aburrimiento, alejarse de las redes sociales, eliminar lo superficial. Es obvio que la forma de vivir los mensajes centrales que el autor ofrece al lector depende de las circunstancias personales del lector, así como de su determinación a seguirlas por estar convencido de su valor. La primera de las reglas, trabajar en profundidad, requiere la firme decisión de hacerlo y exige poner unos medios concretos para conseguirlo: hay personas que durante varias horas al día se aíslan de cualquier forma de distracción para su trabajo: esencial para escribir una tesis doctoral, para trabajar en aspectos intelectuales que exigen alto nivel de concentración, etc. Algunas personas, Bill Gates por ejemplo, durante una semana se aísla en una cabaña con un buen número de libros, que lee, toma notas, etc. Busca ideas faro y sólo las encuentra en un 30% de los libros que lee y cabe pensar que no se lleva cualquier libro. Otras personas madrugan mucho y antes de comenzar la jornada habitual han dedicado dos horas a tareas que requieren concentración. Quizá en mi caso no sea necesario que dedique muchas horas diarias a este tipo de tareas, pero quien no dedica nada, se acaba por descapitalizar intelectualmente, espiritualmente, etc. Para encontrar el tiempo necesario para esa misión es preciso eliminar áreas superficiales, cuarta de las reglas; el autor considera que las redes sociales no aportan valor añadido y que en la mayor parte de los casos son una pérdida de tiempo o una dedicación muy por encima de la necesaria. Bastaría anotar durante 15 días el tiempo que dedicamos a cada una de las tareas relacionadas con el mundo informático para poder evaluar el tiempo real que nos ocupan. Así hemos tratado también de la regla número 3, que no cubre por completo todos los campos que pueden verse en la 4. Es posible, y a veces muy oportuno, salirse de entornos que no aportan nada y suponen una alta inversión de tiempo. El autor habla de salir del trabajo a las 17.30 y no llevarse trabajo a casa, de trabajar cuatro días con jornadas de 8 horas, comprimiendo el trabajo ordinario en ese tiempo. Parte de esa posibilidad porque dedicamos muchas horas a tareas innecesarias y que la capacidad de concentración es mayor si evitamos cortes continuos que generan algunos estilos de trabajo o de vida. Limitar el tiempo destinado a responder correos, etc. No digamos a navegar por internet sin una intención concreta y clara. No está contra del uso de la tecnología, pero sí de convertirnos en esclavos de ella. Son muchas las ideas que el lector puede sacar para su uso personal o aplicarlo a la tarea educativa de quienes dependen de nosotros. No es la menor evitar convertir el horario laboral, o el trabajo en general, en el centro de nuestra jornada.

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