Oruña, María: El bosque de los cuatro vientos.

Jon Bécquer, antropólogo madrileño, investigador y buscador de piezas históricas, se va unos días al Parador Nacional que está ubicado en Orense, en el antiguo edificio del Monasterio de Santo Estevo en la Ribeira Sacra gallega. Allí conoce una antigua leyenda sobre los nueve anillos de los obispos, a los que se les atribuye un poder de sanación. Paralelamente se relata una historia ambientada a comienzos del siglo XIX en el mismo lugar. Un médico, hermano del abad de ese monasterio va con su hija Marina a pasar una temporada en la población en la que está el monasterio. El hijo del alcalde se enamora de Marina, lo que ambos padres ven con buenos ojos, pero ella no lo ve con agrado. Un ayudante del monje herborista del monasterio se enamora de Marina y se decide a cursar los estudios equivalentes a farmacia para que el padre de Marina lo acepte como futuro yerno. Mientras el padre de Marina ejerce como médico del convento y de las aldeas próximas. De forma tangencial sale a relucir las posiciones de parte de la población en los años finales del reinado de Fernando VII, que dará paso a la primera guerra civil carlista. Jon Bécquer entabla conversación con un empleado del parador quien le pone al día de una antigua leyenda que habla de nueve anillos que tienen un poder curativo. Esa noche, el empleado, que ha quedado en acudir a tener una entrevista con Jon, fallece de una parada cardiaca, cosa que no termina de creer Jon. Mientras espera la autopsia, Jon habla con los miembros de la guardia civil que abren las primeras diligencias. Paralelamente va descubriendo zonas del monasterio que ya no están en uso y que eran desconocidas para él. A la vez conoce al sacerdote que atiende, ayudado por otra persona, la conservación de los restos históricos relacionados con el monasterio y los de lugares religiosos próximos. La autora, gallega, a lo largo del relato muestra las costumbres y lugares de esa zona. Son muchos los sucesos que discurren en estas dos historias separadas por casi dos siglos pero a las que une esos anillos que han dado lugar al interés mostrado por Jon Bécquer.