Llano, Carlos: Viaje al centro del hombre.


Obra del filósofo y empresario mexicano en la que plantea tres cuestiones básicas: El fundamento de la dignidad de la persona humana, la selva de lo superfluo y escalada hacia las propias cumbres. Los títulos de los capítulos dos y tres corresponden al planteamiento del libro como un viaje. El primer capítulo responde a ¿dónde estoy? Llano va a la raíz de los retos del hombre en el siglo XXI. Muchas personas desconocen el fundamento de su identidad; si el ser humano es un paso más en la cadena evolutiva de la materia, no tiene sentido hablar ni de dignidad ni de finalidad. Llano apuesta con decisión por el sentido trascendente de la persona; con una dignidad tan alta que le convierte en el único ser de la tierra que tiene su fin en sí mismo. El ser humano no puede ser usado como medio, pues le cosificaría y sería tratado de una manera disconforme a su dignidad. En el segundo capítulo aborda un tema muy actual; como el ser humano tiene cuerpo, necesita bienes materiales, de los que unos son necesarios, otros convenientes y algunos superfluos e incluso nocivos. No hay una línea fija que separe unos de otros, pero sí prudencial; si queremos valorar a las personas por el ser en lugar de por el tener, siempre habrá bienes necesarios y otros superfluos o nocivos. Determinar en cada caso en que grupo entran los bienes, requiere decidir bien para no llenarse de objetos y fortaleza para no comprar los superfluos y nocivos; en el terreno educativo, es patente la necesidad de que los padres sean coherentes. En el tercer capítulo de esta expedición hacia el centro del hombre, es básico saber que lo esencial de la persona; si no fuera así no alcanzaríamos la cumbre; por ejemplo, un afán excesivo por ser feliz en una forma de no lograrlo; la felicidad es resultado de un estilo de vida. Comenta el autor que es preferible apuntar a la excelencia aunque no se alcance, que apuntar a la mediocridad y lograrla; es urgente encontrar la dimensión vertical en la vida de las personas; esa dimensión nos hace elevarnos por encima de los instintos y nos permite vivir con plenitud la condición humana. El autor no cae en una visión espiritualista de la vida, sabe que el ser humano tiene necesidades materiales y que incluso el amor, parafraseando a Lewis, es como un árbol, que para crecer alto necesita hondas las raíces, arraigadas en la tierra que lo sustenta.

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