Yájina, Guzel: Zuleijá abre los ojos.


La protagonista, Zuleijá, es una mujer tártara de alrededor de 30 años. La historia discurre entre 1930 y 1948, durante el mandato de Stalin. Ella vive en una aldea de la Tartaria soviética, con su esposo, campesino que le dobla en edad. Son musulmanes, si bien Zuleijá mezcla las creencias religiosas con supersticiones que ha adquirido con el paso de los años. De los hijos que han tenido, niñas, han fallecido todas a corta edad y están enterradas en una zona cercana al lugar donde viven; Zuleijá procura contentar a los espíritus que velan los restos de sus hijas, lo que es una mezcla de devoción y de temor. Al estallar la revolución soviética, los campesinos deben contribuir con parte de sus cosechas y ganados al mantenimiento de las ciudades. El esposo de Zuleijá viendo la presión creciente que sufren esconde parte de la cosecha y ante una eventual visita para requisarle bienes, prefiere matar al ganado. Zuleijá además deberá atender a la madre de su esposo, que la trata peor que si fuera una esclava. Con ocasión de una requisa, el marido se opone y ella es deportada. Zuleijá es sumisa, pero la vida llevará a conocer otros lugares y contextos. En el tren que conduce hacinados a los kulaks hacia Siberia descubre que está embarazada; el niño no solo nace sino que sobrevive a pesar de las notables dificultades. El viaje a Siberia es peligroso y la mortandad es alta, pero madre e hijo llegan vivos hasta lo que será su destino durante años. Son enviados a un lugar en donde el comandante Ignatov, el que asesinó a su marido es el encargado de poner en marcha la construcción de un poblado en ese territorio inhóspito. Superan muchas dificultades y ella acaba siendo una notable cazadora de piezas de todo tipo. Su hijo va creciendo y ella abandonando las creencias que recibió en su juventud. Dentro de la situación dramática en la que viven la autora hace constar el cambio de costumbres que sufre la protagonista, cuidando la delicadeza al narrar algunos pasajes sin entrar en detalles morbosos. El contexto histórico está bien enmarcado y se aprecia el cambio de vida que supone la Revolución y, en particular, la era de Stalin en el poder. Dentro de la miseria general en la que viven, unos destacan por su generosidad y otros por la envidia y mezquindad. Los responsables políticos ahogan las muertes provocadas mediante el alto consumo de alcohol.

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