Saint-Exupéry, A. de: Vuelo nocturno.


En los comienzos de los vuelos nocturnos, en los que los viajes en avión eran más arriesgados, Rivière, encargado del correo aéreo entre Sudamérica y Europa, esperando la llegada de tres aviones. El procedente de Santiago de Chile llega sin problemas, el que viene de Paraguay llega poco después; pero el procedente de la Patagonia encuentra unas dificultades atmosféricas inesperadas y se encuentra atrapado entre varias tormentas que no puedes atravesar y con una autonomía de vuelo de poco más de una hora, debido al combustible. La tensión en la base va en aumento, la mujer del piloto retrasado, Fabien, acude al aeródromo en busca de noticias. Un mando intermedio, Robineau, no sabe cómo actuar. Es decisivo saber si Rivière dará la orden de partida del correo hacia América, a pesar de la pérdida de un avión, o si quedarán suspendidos los vuelos nocturnos hasta nueva orden. Rivière, acertada o erróneamente, se debate entre el sentido del deber, la piedad y su teoría de que a los subordinados hay que quererlos pero no demostrárselo. Interesante reflexión sobre el precio a pagar por los avances técnicos.

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