Mann, Thomas: Los Buddenbrook.




El libro fue escrito en 1901 y es una de las obras principales de la literatura alemana. Relata la historia de una familia dedicada a los negocios, con un renombre y prestigio que es preciso conservar.

Son varios los personajes que aparecen descritos con gran penetración psicológica; los principales son Thomas y Tony, dos hermanos que son el soporte del prestigio familiar, en la segunda mitad del siglo XIX. Thomas ha logrado una buena fortuna y, de acuerdo con su madre, dirige la empresa familiar. Tony es una chica que por su sentido de la dignidad del apellido, renuncia a un matrimonio por amor para casarse con una persona de su rango social. El fracaso de su matrimonio le supone un duro golpe. Paralelamente, otro de los hermanos, Christian, lleva una vida disoluta y no le importan los negocios. Tras fracasar en un segundo matrimonio, Tony centra su empeño en que su hija tenga un beneficioso matrimonio. Thomas se casó con una dama de alcurnia, pero el hijo, Johann, es de constitución física débil y enfermiza. Además, su afición a la música y al teatro le aleja de ser el comerciante que su padre desea. En 900 páginas, se refleja con precisión el estilo de vida de una familia de la alta burguesía alemana, con un estilo puritano que les lleva a un cuidar las formas y los signos externos de honorabilidad y prestigio. Durante la agonía de la madre estos rasgos aparecen crudamente reflejados.

La discusión entre Christian y Thomas refleja las expectativas fracasadas de la familia sobre uno de sus miembros. Tony supedita su vida al qué dirán y a que perdure el honor de la casa Buddenbrook, cuyo declive lento e imparable golpea a la familia. Útil para entender mejor rasgos de la sociedad de la segunda mitad del siglo XIX, en Europa y especialmente en Alemania. Los últimos capítulos relatan el ocaso familiar, reflejados en el yerno de Tony y en el agotamiento vital de Thomas. Algún comentario sobre el catolicismo no es correcto; la valoración de Thomas sobre las monjas católicas que cuidan a su madre es elocuente.

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