Montiel, J.: Un banquito de madera.

  En esta ocasión el libro viene prologado por Pablo D´Ors y el contenido es un conjunto de 36 reflexiones, al hilo de una práctica que procura realizar cada día; sea de rodillas en un banquito de madera o de otra forma, el autor procura recogerse buscando la contemplación. La que buscan los monjes en sus monasterios, el trata de lograrla en medio de su día a día, en un piso de cien metros cuadrados y con seis hijos y trabajo que realizar. Busca cultivar la interioridad para no dejarse arrastrar por los continuos reclamos que una vida, diseñada socialmente para ir acelerados, serena le facilite un trato con Dios y los demás más pendientes de los detalles. En esos capítulos señala como en esos ratos, el móvil está en modo de avión y no al alcance de la mano, señala cuando relata un suceso que hay que aprender a tensar el arco para que sea eficaz y destensarlo para que no se rompa; saber hasta dónde tensar y cuándo es el límite de tensión al que podemos someterlo es un arte nada fácil de lograr. Cuenta su práctica de ayuno digital un día a la semana, para no estar atado a las tecnologías, que tienen algo de aditivas. El lector sabrá que puede aplicar en su vida. Pablo se ha propuesto que no sea la vida quien le arrastre sino dejar que sea Otro quien lleve el timón de su barca. Por su parte, estar desprendido de aquello que le puede alejar de esa meta es una ayuda para lograr esa meta. No renuncia a su forma de vida: casado, con seis hijos, profesor y escritor… Ojalá sean camino que le ayuden en ese proceso; me ha venido a la cabeza una frase que escuché hace años y que escucho con frecuencia: contemplativos en medio del mundo. Ese es un cauce al que millones de personas estamos llamados a vivir; en mi caso, esa meta es amando al mundo apasionadamente. Cada caminante siga su camino.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Índice

Fulwiler, Jennifer: Un encuentro inesperado.