Trollope, A.: El doctor Thorne.



El autor nació en Londres en 1815 y falleció en la misma ciudad en 1882. Gozó de gran popularidad, aunque la crítica literaria no siempre le fuera favorable. En esta novela, el autor relata la historia de un médico soltero, el doctor Thorne, y de su sobrina Mary. Asentarse en la práctica de la medicina, no era sencillo. En la edición que publicó Rialp hace veinte años, en la contraportada viene un comentario que refleja de forma excelente los rasgos esenciales de esta novela. Tras afirmar que quizá fue la mejor obra del autor, refleja el contraste entre un médico rural y su sobrina con dos familias nobiliarias, los Gresham y los De Courcy. Los primeros están arruinados, aunque externamente, por el momento guardan las apariencias. La otra familia, emparentada con ellos vive en un tren de vida que indica que las cosas les van mejor. Mary, por la relación médica de su tío y por su delicadeza en el trato, frecuenta la casa de los Gresham y recibe buena parte de la educación junto a las hijas de los dueños de la mansión. Frank, es el heredero de la casa y del título nobiliario; que se enamore de Mary es algo que supone un duro golpe para su familia, quien está empeñada en que se case con alguien que posea una buena fortuna y pueda la familia Gresham salir de deudas y mantener su prestigio. Mary, sencilla y sincera se gana la confianza de sus compañeras de juego. Cuando Frank le declaré su amor, comienza un duro recorrido para ambos. Que Frank se case por dinero es algo que en su entorno familiar resulta incuestionable. Los intentos que hacen para que eso se pueda llevar a cabo, choca contra la decisión del joven, quien admite sin embargo irse durante un año a estudiar a Londres y luego recorrer Europa. Mientras, Mary será mejor que no frecuente la casa familiar de Frank, pues su presencia ha dejado de ser bien vista. La figura de su tío, el doctor Thorne, se acrecienta con el paso del relato. Cumple a conciencia sus obligaciones como médico y cuando es preciso como consejero. El relato, de casi quinientas páginas requiere el ritmo de lectura de una buena obra literaria del siglo XIX. Frases más largas, relatos detallados y, sobre todo un ritmo narrativo más lento del que estamos acostumbrados. Si el lector es capaz de leer a ese ritmo, es muy probable que disfrute; si pretende conocer bien pronto los detalles del relato, no apreciará un libro que por su estructura narrativa está pensado para leer despacio.

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