Cano y Méndiz: Los primeros supernumerarios del Opus Dei.

Cuando el Fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, recibió la luz fundacional, entendió que convertir la vida ordinaria en camino de santidad era una llamada universal. Los años posteriores a 1928 y 1930, comenzó su labor con personas de variada condición; algunos casados. Luego, sin dejar de atender a esas personas, se centró en personas jóvenes llamadas a vivir en celibato apostólico. Uno de los primeros supernumerarios, Tomás Alvira, recuerda cómo san Josemaría le dijo que tenía vocación matrimonial y que llegaría el momento de que pudiera incorporarse al Opus Dei. Cano y Méndiz, en un trabajo que se apoya en documentos del archivo general del Opus Dei, muestran como no fue un camino sencillo desde el punto de vista jurídico. Los autores se detienen en un documento del Fundador sobre lo que se llama la labor de san Gabriel, por estar encomendada a ese arcángel; también los documentos de la Santa Sede que regulan los institutos seculares y las aprobaciones específicas para el Opus Dei. Si desde el principio el Fundador tenía claro que había una sola vocación y que había una igualdad radical entre todos sus miembros, desde el punto de vista jurídico era preciso recorrer un camino que pasó por la aprobación de los institutos seculares por parte de la Santa Sede; fue preciso un escrito posterior al Vaticano para que se pudiera admitir la vinculación jurídica de los supernumerarios en el Opus Dei. Los tres primeros fueron Tomás Alvira, Mariano Navarro Rubio y Víctor García Hoz, En 1948, quince personas asisten a una convivencia en Molinoviejo, Segovia, en donde el Fundador les explicó con detalle los rasgos de esa labor. No debe sorprender que en pocas semanas fueran varios los que solicitaron ser supernumerarios, pues muchos llevaban años esperando ese momento. En el libro de Cano y Méndiz se recogen los antecedentes, los pasos hasta llegar a la forma jurídica de incorporación y una breve semblanza de los primeros supernumerarios. Actualmente son mayoría dentro del Opus Dei, como el Fundador había previsto.