Jankowski, Paul: Verdún. Ed.



El nombre de Verdún está asociado a una larga batalla de la Primera Guerra Mundial. Fue calificada como acción de desgaste, pues si bien el lugar estaba ubicado en una zona que fue frontera entre Francia y Alemania durante casi toda la guerra, eso mismo se podría decir de otros lugares. La iniciativa militar fue de los alemanes. Durante meses, los historiadores no se ponen de acuerdo para fijar un comienzo y un final, el subtítulo de este libro es 1916. Fue un año con algunos altibajos, pero de acción casi constante. La llegada de la infantería alemana fue precedida por un fuego de artillería como nunca se había visto. Tanto el tamaño de los obuses como la intensidad y duración fueron descomunales. Sin embargo, apenas hubo movimientos importantes fruto de avances o retrocesos. El título que un combatiente dio al libro que publicó, habla por sí solo: Tempestades de acero. El balance final no es fácil de fijar al no tener una duración definida. Las cifras oscilan entre 300.000 y 500.000 bajas en cada bando; uno de los motivos de esas oscilaciones es la duración indeterminada del enfrentamiento en ese punto. Fue una batalla en la que sólo participaron franceses y alemanes; por el lugar y las fechas. Al ser un espacio reducido, el territorio recibió oleadas de acero. Las víctimas por metro cuadrado altas y la protección de las trincheras, sin despreciar su eficacia defensiva, no sirvió para que las cifras de bajas sean muy altas. En 1917 el lugar es francés, pero la paz estaba lejos. En 1918 todavía hubo acciones militares. El lector debe valorar el interés del libro en función de su deseo de conocer con más o menos detalle ese suceso bélico. La Segunda Guerra Mundial fue muy diferente, también en el número de bajas, muy superior al de la Primera. La tensión de las trincheras, fomentó el odio de tal forma que, sin faltar detalles humanitarios, deterioró el clima ético de los combatientes, razón por la que muchos prefieren no hablar de guerras una vez que estas han terminado. Con la Primera Guerra Mundial se empezó a atender como enfermedad psíquica el deterioro mental que algunos sufrieron; no eran unos cobardes ni era falta de valor, era un campo de la medicina poco estudiado hasta ese momento. Otro enfoque que han tenido algunos estudios es considerar el número de deserciones crecientes. Ante el horror de la guerra viendo la brutalidad más cercana, el miedo puede generar el deseo de salir huyendo a cualquier precio.

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