Sánchez de León, A.: En la tierra como en el cielo.



El autor es periodista freelance y ha escrito este libro sobre Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, mediante entrevistas a medio centenar de personas. No importa tanto el número como el saber acudir a la persona idónea, hacer la pregunta adecuada. El actual Prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, que convivió durante años con don Javier, hace la introducción. El autor no ha buscado una biografía prediseñada, ha buscado personas que le pudieran aportar facetas menos conocidas sobre la persona de quien hace la semblanza. El protagonista del relato nació en 1932 en el seno de una familia madrileña; es el menor de los siete hermanos que sobrevivieron tras el fallecimiento de uno de ellos. La familia procede de Guipúzcoa pero asentada en Madrid en donde su padre fue profesor de la Escuela de Ingenieros y su madre atendió una casa de familia numerosa. En 1950, don Javier llega a Roma; cuando conoció a San Josemaría, le pidió que le dejara ir a Roma, para vivir junto a él en la sede central. Obtenido el permiso familiar, allí se fue y salvo visitas temporales a España, la mayor parte de su vida la vivió en Roma, ciudad en la que falleció el 12 de diciembre de 2016. Primero como estudiante, luego joven sacerdote, pasa a acompañar y ayudar a Monseñor Escrivá junto con don Álvaro del Portillo, que llevaba años en esa tarea. La última palabra que pronunció Escrivá fue ¡Javi! cuando cayó al suelo al entrar en una habitación pocos instantes después de regresar de Villa Tévere. Poco después, don Javier pasó atender lo que hacía don Álvaro, pero atendiendo a quien pasó a gobernar el Opus Dei, Álvaro del Portillo. Desde 1975 hasta 1994 acompañó con regularidad a este a la vez que realizaba las tareas de gobierno que tenía asignadas. Al fallecer don Álvaro, pasó a desempeñar esa labor don Javier Echevarría, hasta el momento de su muerte. Pero sería un error que su papel era el de un acompañante; eso sería mucho, pero su tarea era mucho más que esa; secundó a don Álvaro, como antes lo había hecho con el Padre, como se llama en el Opus Dei a quien dirige esta familia espiritual. A nadie sorprendió que al fallecer don Álvaro, fuera elegido para sucederle en las tareas que este desempeñaba. Mucho más que tareas, pues era el Padre y así se comportó hasta su fallecimiento en el 2016. En los años finales de su vida, repetía con ocasión y sin ella que os queráis, dirigido a los fieles del Opus Dei. Dedicó su vida a hacer el Opus Dei en el lugar que en cada momento le tocó vivir. Resumir su vida en unas líneas es tarea ardua que no pretendo, sí presentar un libro en el que el autor ha sabido recoger testimonios diversos que permiten conocer mejor a una persona que durante décadas supo estar al lado de y luego no buscó nada original, sino seguir el espíritu del Opus Dei que había aprendido en buena parte de labios del Fundador y que vio hecho vida en él y en su sucesor, Álvaro del Portillo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Índice

Fulwiler, Jennifer: Un encuentro inesperado.