López Kindler, A.: Zeus. Vs. Deus.

El autor se centra en este texto en la oposición que encontró el cristianismo en sectores intelectuales; esa oposición continúa, pero él se centra en lo ocurrido en los primeros cinco siglos del cristianismo. Sin ánimo de exclusividad, se centra en la respuesta intelectual, dejando de lado las persecuciones que aducen motivos jurídicos o los bulos que se difundieron sobre los cristianos y que alcanzaron cierta difusión entre los paganos: que adoraban la cabeza de un asno, que eran antropófagos, al malinterpretar la celebración de la Eucaristía, etc. El autor se centra en los argumentos esgrimidos por los enemigos de la fe, Celso, Porfirio y Juliano el Apóstata. Como es lógico, salen a relucir nombres de los grandes defensores de la fe, como Orígenes, Ambrosio y Agustín. López Kindler es catedrático de Lengua y Literatura latina. Ejerció la docencia en la Universidad de Sevilla. Tras recibir la ordenación sacerdotal en 1970 se trasladó a Suiza en donde trabaja en un organismo de la Universidad de Zúrich y en diversas tareas pastorales. Ha publicado estudios y traducciones –su preparación latina es parte esencial de su formación universitaria- entre ellos algunos poco conocidos como Apolinar y Ennodio y otros que son más conocidos por el gran público como san Ambrosio y san Agustín. Dentro de su libro dedica especial atención a Juliano el apóstata, quien a pesar de ser emperador durante poco tiempo, tuvo gran influencia, por haber sido cristiano, su formación cultural y el poder que tenía el emperador. Juliano fue emperador desde el año 361 al 363, pero en ese tiempo se hace eco de una parte importante de la sociedad romana que sigue siendo pagana y que considera que es el abandono de las tradiciones seculares, entre ellas la adoración a los dioses, la causa de las dificultades por las que pasa en Imperio. Ver a los cristianos como los causantes de la decadencia de Roma será un argumento repetido durante décadas. Otro aspecto que cuesta asumir es la divinidad de Cristo y la resistencia a incluirlo como uno más dentro de las divinidades que había en Roma. El monoteísmo y la resistencia a hacer simultáneo la adoración al Dios cristiano y a los dioses páganos era vista como una muestra de obstinación de los cristianos.