Chesterton, G. K.: Ortodoxia.




En la introducción del libro se afirman, con buen criterio, que el libro no es un resumen de la fe cristiana sino el itinerario que Chesterton siguió para acercarse a ella.

El autor, británico, se definía como ateo a los catorce años y agnóstico a los dieciséis. Fue un Incansable buscador de la verdad; cuando llegaba a una certeza, se daba cuenta que la fe cristiana ya la recogía. Pone el ejemplo de un cerrajero al que hay un momento, en el que todas las piezas encajan y cada llave entra en la cerradura correspondiente. C.S. Lewis en su primera lectura del manuscrito no hace un comentario elogioso; fue durante su convalecencia tras las heridas de la Primera Guerra Mundial cuando leyó varios libros de Chesterton. No fue un fogonazo repentino, pero encontró un enfoque diferente, que le llevó a una visión más positiva de la realidad. Lewis narra su conversión como un encuentro con la alegría. Pearce, otro converso, estudia a los dos escritores y describe el proceso de cada uno. Chesterton llegó a ser un católico devoto. Lewis fue un buen anglicano.

Chesterton escribió este libro para rebatir afirmaciones de G.S. Street, pero al hacerlo encontró algo más valioso que lo que buscaba: darse cuenta de que tras muchas vueltas un viajero descubre un paisaje familiar, sin pretenderlo ha hecho un largo recorrido y descubre con sorpresa que el destino al que ha llegado ha sido su propia casa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Índice

Fulwiler, Jennifer: Un encuentro inesperado.