López Casanova, Iván: Pensadoras para el siglo XXI.




El autor, médico humanista, descubre lazos que unen a personas que no coinciden en todos los planteamientos vitales, pero sí en alguno esencial.

El libro recoge la vida de cinco mujeres; todas han aportado a la sociedad iniciativas, además de involucrarse en causas que defienden. Cicely Saunders nació en Gran Bretaña en una familia de religiosidad tibia. Conocer a C. S. Lewis fue una ayuda en su vida. Su sensibilidad hacia el dolor de los desahuciados le llevó a vivir el acompañamiento; más adelante, para hacerlo mejor se hizo médico y puso en marcha centros de cuidados paliativos, tarea en la que fue pionera. Su labor trascendió al entorno y recibió galardones: de la reina Isabel II de Inglaterra y otros internacionales. Su vivencia cristiana le impulsó a dedicarse a los demás y tratar de mitigar su dolor. Los centros llamados Hospice de St. Christofer se extendieron. Falleció en el 2005. Otra pensadora fue Dorothy Day, nacida en EE. UU., en una familia de clase media; desde joven desarrolló una fuerte sensibilidad ante las dificultades de los pobres y la falta de oportunidades para las mujeres. Su vida va dando tumbos: colabora en periódicos de inspiración socialista y anarquista; su vida sentimental es cambiante hasta que decide bautizarse en la Iglesia Católica. Fue luchadora infatigable y gran lectora. Desde su conversión, su vida espiritual se hizo más honda. En 1933 puso en marcha la publicación The Catholic Worker, que por su postura pacifista pasó por una crisis durante la Segunda Guerra Mundial para después recuperar fuerza. La trayectoria de Etty Hillesum es fuente de inspiración para muchas personas; nació en Holanda en una familia judía burguesa no practicante en 1914. Fue una estudiante brillante con una vida sentimental inestable; quedó embarazada y abortó. En pocos meses sufre una profunda transformación, que conocemos por su diario que recoge parte de 1942 y 1943. Renace su creencia religiosa y buscó consolar a Cristo crucificado; a la vez descubre el campo de la libertad interior. Para no rehuir las penas del pueblo judío quiso compartir con ellos sus penas y fue internada en un campo de concentración; allí murió con sus padres en 1943. La siguiente mujer sobre la que escribe es Teresa de Calcuta, de quien da unas pinceladas, por ser más conocida su vida y labor. Luego, el autor navega por corrientes intelectuales del siglo XX y concluye con un poema de Chesterton. Da un paseo por el pensamiento del siglo XX, en el que se niega la posibilidad de conocer la verdad, por haber negado antes la metafísica. La segunda parte del siglo XX ha sido el ámbito de la revolución del 68, de la caída del régimen comunista en varios países, etc. Una mujer nacida en Rumanía, que usó el seudónimo de Ana Balenciaga, resistió la tiranía de los años finales del régimen rumano, pero se llevó una sorpresa al ver que el llamado mundo libre vivía inmerso en el hedonismo. Es un final duro de leer; el autor comenzó el libro buscando lo mejor de cada persona; ese principio lo mantiene, pero no con la sociedad en la viven; afirma que Occidente camina errante en un entorno relativista.

Con las tres primeras pensadoras, su biografía y pensamiento son el eje del texto; con las otras da más peso al humus cultural en el que viven.

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