Pernoud, R.: Juana de Arco.

 Pernoud, R.: Juana de Arco. Ed. Rialp, 2024                         ENSAYO

   El subtítulo, breve biografía, responde al texto de poco más de cien páginas en las que la autora recoge los datos que figuran en archivos sobre la vida de esta mujer que con dieciocho años era una joven campesina y un año más tarde, tras haber cumplido una sorprendente tarea, es quemada viva en Ruan, Francia. La autora, experta en este periodo francés, ha querido limitarse a relatar lo escrito en un documento papal que autoriza a revisar el proceso al que fue sometida la joven. Entre su muerte y este suceso que revisa la versión difunda hasta entonces pasan catorce años. Esa joven, también conocida como la Doncella de Orleans, y desde el siglo XX como santa Juana de Arco, nació en un pueblo francés en 1412. Un día oyó unas voces que le pedían algo insólito, que acudiera en auxilio de Delfín  de Francia. Según dio fe más adelante, escuchó a san Miguel, arcángel, y a dos santas: Margarita y Catalina. Le piden que ayude a Carlos VII a liberar Francia de la ocupación inglesa, dentro de la Guerra de los Cien Años (1337-1457). Juana siempre llamó Delfín a Carlos hasta su coronación como rey en Reims, en 1429. La Doncella de Orleans dirigió ejércitos y obtuvo victorias notables, si bien ella nunca empuñó las armas sino que llevó un estandarte. Cuando Juana entró en acción estaba casi consolidado en reinado de un inglés que regiría las coronas de Inglaterra y Francia. Sin terminar su misión, fue apartada de su tarea y acabó siendo prisionera de guerra en mayo de 1430 en Compiègne. Sometida a juicio por la inquisición  a impulso del inquisidor Cauchon, procedente de la universidad de París. Es un dato sorprendente que siendo prisionera militar de los ingleses, sea juzgada por un tribunal eclesiástico acusada de herejía. En el proceso hay varios datos que muestran las irregularidades; la ventaja es que se dispone de los documentos que se usaron así como de los posteriores con su rehabilitación. Es cierto que para consultarlos era preciso además de saber latín, tener los suficientes conocimientos del tipo de letra usado en la época. En cualquier caso, no parece que esa fuera la principal dificultad de quienes a lo largo de la historia, en versiones de cine, teatro o literarias han manipulado los hechos para acomodarlos a lo que su autores pretendían. Para el proceso de canonización, finales de siglo XIX y comienzos del XX, fue preciso traducir esos documentos para que fuera legibles por no expertos. Juana durante el proceso apeló al Papa, lo que quizá no llegó a Roma. En cualquier caso, aquí se ofrece un resumen clarificador. No obstante son muchos los nombres de personas y lugares citados; se precisa conocer, o disponer de fuentes, para ubicarse en el relato y en los lugares donde discurren esos once años de la quien ahora es conocida con santa Juana de Arco.

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