James, H.: Daisy Miller.

En un hotel de Suiza coinciden dos jóvenes Winterbourne y Daisy, también norteamericana que va acompañada por su madre, su hermano pequeño y un empleado. El joven coincide en varias circunstancias con Daisy y queda deslumbrado por su belleza y la soltura con la que se mueve. Daisy es guapa y coqueta; parece inevitable en ella renunciar al segundo calificativo. Vuelven a verse en Italia; al llegar el joven oye hablar de Daisy, quien ha escandalizado a parte de la sociedad, por su trato desenvuelvo con otras personas jóvenes. La realidad es que nadie sabe que haya tenido un comportamiento contrario a la moral, aunque sí a convencionalismos sociales de la época. Winterbourne la ve tan centrada en el trato con un joven italiano, Giovanelli, que busca menos su compañía. Una noche, ve que ha estado hasta el amanecer viendo el Coliseo, con ese joven italiano, a la luz de la luna. El temor a que haya contraído fiebres, frecuentes en la Italia romana antes de la desecación de las zonas pantanosas, le lleva a que vaya pronto a su casa y tome medicamentos contra esa fiebre. Días después se entera de que está grave y que ha insistido en que le hagan llegar a Winterbourne el mensaje de que ni está comprometida con ese italiano ni con nadie más. Quizá fue la forma de atraer la atención y los celos de quien sí estaba enamorada.

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