Méndiz, Alfredo: Salvador Canals.


El epígrafe dice: una biografía, y así lo es por el rigor histórico y por las fuentes a las que accede el autor. Méndiz es doctor en historia y autor de varias publicaciones; este no es su primer trabajo. Narra en las primeras páginas el tronco familiar del que procede el biografiado, tanto por vía paterna como materna. Salvador Canals nació en Valencia (España) el 3 de diciembre de 1920. Su padre era ingeniero, y su abuelo paterno un político de relieve, colaborador de Antonio Maura, líder del partido conservador. La infancia de Canals la pasó en Reinosa, localidad asturiana del norte de España. Su abuelo materno, Adolfo Navarrete, tenía una planta siderúrgica. Antes de trabajar ahí su padre lo hizo en Valencia, de ahí que Salvador naciera en esa ciudad. En 1932 la familia −padre, madre y ocho hermanos−, se fue a vivir de Reinosa a Madrid. Canals vivió la guerra civil con la ingenuidad de un niño y el conocimiento para ser consciente de la gravedad de la contienda. Al terminar la guerra, retomó con brío los estudios e hizo la carrera de derecho, entre 1940 y 1942, haciendo uso de los plazos ofrecidos para recuperar los años perdidos. Todo parecía irle bien. Al terminar Derecho comenzó a trabajar en un conocido bufete español con idea de hacer la tesis doctoral. Por el ambiente familiar y el que había en esos años, no sorprende que se planteara ingresar en la Compañía de Jesús. Que un amigo le presentara el 8 de mayo de 1940 a monseñor Escrivá le llevó a dar un giro en sus proyectos. Tenía la suficiente edad y madurez como para saber lo que hacía, pero ese cambio le provocó algún disgusto. Fue durante unos meses, con una beca, a estudiar en Roma su estudio sobre los derechos de propiedad en las producciones cinematográficas. Le acompañó José Orlandis, joven catedrático español, con el que vivió esos años, pacíficos al comienzo y complejos a medida que los alemanes entraban en Italia y los aliados bombardeaban Roma. Así como Orlandis regresó pocos años después a España, Salvador Canals vivió, salvo cortas temporadas, el resto de su vida en Roma. Participó, en lo que pudo, en los primeros pasos jurídicos del Opus Dei y más tarde trabajó en el Vaticano en diversas labores, siendo la más larga en el tiempo la de miembro del Tribunal de la Rota. Convivió con el Fundador y don Álvaro de Portillo y colaboró en muchas gestiones, de forma especial en los primeros años. Destaca su notable mejoría en sociabilidad y amabilidad, respecto a su juventud, su disponibilidad le llevó a servir desde el sacerdocio desde 1948. Es autor de un libro que se sigue vendiendo: Ascética meditada. Vivió los años previos al Concilio, los de su desarrollo y los posteriores. Hizo muchos amigos de variados ámbitos, destacando el eclesiástico, por trabajar muchos años en el Vaticano. Su escasa salud física, de forma especial sus dolencias de riñón, le acompañaron toda su vida, con un agravamiento en los años setenta; falleció en 1975.

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