García Lorca, Federico: Llanto por Ignacio Sánchez Mejías.





Vale la pena buscar una antología, recopilación,... de las obras de García Lorca para leer esta obra breve de apenas unas páginas que condensan algunos de los mejores versos del poeta andaluz. Sánchez Mejías murió a consecuencia de la gangrena derivada de una cornada recibida en agosto de 1934. Pocos meses después, a comienzos de noviembre de ese año, consta que García Lorca ya había escrito estos versos sobrecogedores. Están divididos en cuatro grupos de estrofas. En el primero, la repetición sistemática de a las cinco de la tarde, ayuda a encuadrar el relato poético de la cogida y muerte del torero. El segundo grupo, titulado sangre derramada, acompaña a la resistencia a admitir que la cornada sea mortal; el verso ¡Qué no quiero verla! Referida a la sangre que empapa la arena sirve para remarcar la idea. El tercer grupo de estrofas hace referencia a la muerte innegable ante la presencia del cadáver del torero. El cuarto y último grupo, lleva por título Alma ausente y en dos versos se refleja el sentimiento del poeta: Porque te has muerto para siempre y No te conoce nadie. No, pero yo te canto. La poesía no se explica, se lee. El sentido de la angustia y de la tragedia en Lorca se refleja con nitidez. Lorca agrupa todos los sucesos encadenados, si bien la muerte se produjo días después de la cogida. Algunas obras del autor me parecen menos acertadas.

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