Espido Freire, L.: Llamadme Alejandra.

     Espido Freire, L.: Llamadme Alejandra. Ed. Planeta, 2019.                      NARRATIVA

    La autora ha ganado varios premios literarios. Aquí recrear la vida de la última zarina rusa, esposa de Nicolás II. La obra refleja con acierto los rasgos generales de su vida y novela diálogos y alguna situación secundaria de la que no quedan datos. La autora, describe su trayectoria vital, y lo hace en primera persona como si fuera un diario o memorias, que no lo es sino la labor de Espido Freire en describir cómo pudo ser su vida. Diseña un perfil vital verosímil de la zarina, que contrasta con otros conocidos. La biografía, supuso una investigación sobre la que escribir un relato de ficción, con un enfoque personal, de ahí que no describe ni valorar la revolución de 1917, a consecuencia de la cual la familia del zar, que incluye a su esposa e hijas, fueron prisioneros y, tras varios meses de reclusión, fusilados. Durante años se ha fabulado sobre la supervivencia de una de las hijas, Anastasia, si bien nunca se ha llegado a estar seguro de eso. El libro está bien escrito; se centra en la vida de Alejandra, esposa del zar y nieta de la reina Victoria de Reino Unido, emperatriz de buena parte del mundo y del árbol genealógico. Procuró influir en su nieta, si bien ésta resistió las presiones y en ocasiones ignoró sus intentos de influirla. Su llegada a Rusia, un país desconocido en costumbres e idioma, se le hizo difícil. La madre de Nicolás, por las normas de sucesión vigentes en Rusia, mientras Nicolás no tuviera un heredero varón estaba por delante de la esposa de este en el protocolo. Su suegra, trató de tomar decisiones que afectaban al matrimonio y más cuando tras cuatro niñas no llegaba un varón que pudiera suceder a su padre en trono. Cuando este nació, ella pudo cambiar de estatus, si bien pronto descubren que es hemofílico, enfermedad mortal en su época y que ella le ha transmitido. Esa enfermedad se transmitía en ocasiones y en el árbol genealógico de la zarina había varios casos. Entonces no se sabía cómo tratarla, de ahí la angustia de su madre para evitarle heridas, que podían ser mortales. La autora muestra a Nicolás II como un esposo fiel y atento, si bien la situación mundial y, en particular de Rusia no era la ideal para un reinado tranquilo. La autora descarta los bulos que sobre Rasputin nos han llegado y no se plantea que pudiera ser amante de la reina; su influjo fue cierto, aunque no tanto como se especuló. Sin duda su figura resulta enigmática y aquí no se pretende retratarle. Estos y otros recuerdos, los transmite la zarina a sus hijas y al hijo en los meses de confinamiento previos a su asesinato. La autora destaca los valores positivos del núcleo familiar, en contraste su entorno social. Aparecen aspectos positivos de la población rusa, junto a un nivel de ignorancia y retraso social con respecto a países europeos en ese periodo. Se atribuye a la zarina su escasa adaptación al pueblo ruso, tarea le resultó difícil por su timidez y por la falta de un entorno de confianza. El juicio sobre el contenido del libro es el de una novela. La autora, aunque se ha documentado, no escribe un libro de historia. Deja al lector el deseo de conocer ese periodo de la historia rusa.

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