Roca, E.: Las brujas y el inquisidor.

 Roca, E.: Las brujas y el inquisidor. Ed. Espasa, 2023.      NOVELA HISTÓRICA

  Este nuevo libro de Roca Barea aborda un tema complejo, como es la actuación ante casos de supuesta brujería por parte de la Inquisición. La autora centra el foco en un caso especialmente popular como es lo ocurrido con los supuestos casos de aquelarres en Zugarramurdi, pueblo del norte de Navarra, en donde a comienzos del siglo XVII, en 1609, se divulgo la supuesta participación de varias personas en actos de brujería, tratos con el demonio, etc. El libro tiene las ventajas en inconvenientes de las novelas históricas, en las que se aporta amenidad, pero el lector si quiere conocer la realidad debe saber distinguir bien lo real de lo novelado. La autora dedica el libro a una persona que tuvo especial relevancia en aquel caso, Alonso de Salazar, quien aportó racionalidad en un caso de histerismo generalizado. Ya un historiador danés había estudiado el caso de este personaje a quien se le encomienda que desde Logroño valore y corrija necesario en el caso citado y otros que pudieran darse. Su sobrino, enviado a Zugarramurdi, es una figura de ficción. No lo es el obispo de Pamplona, quien también era reacio a la credulidad que llevó a numerosas acusaciones entre la propia población y de su entorno. Aparece la figura de un juez, que se mueve en la Baja Navarra, en la actual Francia, en donde por petición indirecta de Enrique IV de Francia, que provenía de una rama navarra, o por la del señor del lugar, situado en tierras que lindan con el Pirineo y el Atlántico. Las fuentes discrepan en el número de personas que fueron juzgadas en territorio francés, lo que sí resulta cierto es que tras un complejo proceso de investigación, Alonso de Salazar dio su plácet a quemar a varios condenados por brujería; permiso del que no tardó en arrepentirse. Si la situación no fue a más, se debe en parte a la actitud del obispo de Pamplona y la resistencia de Alonso de Sandoval a dar por buenas las numerosas acusaciones, incluidas inculpaciones, que se sucedieron. No corresponde juzgar al lector en el caso de una novela histórica, si la actuación de Alonso de Salazar no deja de ser culpable. Lo cierto, a pesar de la repugnancia actual ante casos de esta índole, destacó por una mayor racionalidad y sentido jurídico que quienes abordaron casos similares al otro lado de la frontera.  Un motivo por el que vale la pena leer este libro es porque es una forma de saber más sobre algo que se ha popularizado mediante el cine, los medios de comunicación, etc. Que se dieran actuaciones más graves en otros lugares, no justifica actuaciones de otros sucesos. La tarea esencial del historiador es aportar datos reales sobre lo sucedido. Si la fórmula de usar una novela histórica es la idónea, queda a juicio del lector.


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