Posteguillo, Santiago: La sangre de los libros.



Libro diferente a otros escritos por el autor. En este caso hace un recorrido por la historia de la Literatura mediante el relato de sucesos de la vida u obras de algunos escritores; esos hechos, a veces notables, tanto que ha permitido la recuperación de partes de libros clásicos de los que se había perdido, como es el caso de la Divina Comedia, en donde el número de versos y estrofas dedicados a cada una de las tres partes, debiera ser similar, pero durante un tiempo estuvo extraviada una parte de la descripción del cielo. Los autores que menciona son variados: Séneca, Dante o Lope de Vega, Pushkin, Salgari, Pessoa, Graves, etc. Cómo explica algún comentarista de este libro, su contenido no tiene nada que ver con las novelas históricas que ha escrito, centradas en el Imperio Romano. Habla de Roma porque es parte de la historia de la literatura, pero quien aparece no es un Escipión sino Cicerón, Virgilio o Séneca. En su recorrido llega hasta entrado el siglo XXI. El libro fue publicado por primera vez en el 2014, pero en estos pocos años no ha perdido frescura, por su propio contenido. De las muchas anécdotas que relata, al lector le entran ganas de verificar las que son reales, históricamente verificables, de las que pueden ser un recurso literario frecuente: se encuentra un códice en el que se relata. Como las que conozco mejor son ciertas, doy por hecho que el autor sabe más que yo y relata hechos verídicos, si bien sazonados de tramos, como el desarrollo de un duelo sobre el que no tenemos constancia de cómo fue, pero sí de sus consecuencias. Una parte importante del libro está dedicado a personas del Siglo de Oro español, pero no deja de ser una pequeña parte del libro. El discurso que Cicerón pronuncia ante el Senado en el que defiende la ciudadanía romana de un antiguo profesor suyo, debió ser una pieza de oratoria magistral. La decisión de Séneca de apartarse de Nerón, pudo ser costosa o no, pero en todo caso inevitable, ante la deriva que tomaba la conducta de quien había sido su pupilo. La vida de Lope de Vega es una novela en sí misma así como la de otras personas de esa misma época en la que la honra o la sangre caliente llevaban a enfrentarse con facilidad. Pero en un momento u otro menciona hechos de escritores de países muy diferentes y por tanto de sus lenguas. Que cite Emilio Salgari es un dato a su favor, puesto que no tendrá gran calidad desde el prisma literario, pero la generación de Posteguillo y la mía ganamos afición a la lectura leyendo las aventuras que ese autor escribió. Otras historias destacan por algún rasgo curioso, como es el caso de Dickinson o de Stoker. Doy por cierta la desaparición durante unos días de Agatha Christie, lo que provocó un revuelo, que la autora achacó a una amnesia pasajera sobre lo sucedido en esos días, fruto quizá del impacto emocional por el que estaba pasando. En el relato aparecen pasiones, virtudes, rarezas, porque en el fondo un artista sigue siendo un ser humano. Aporta datos poco por el gran público, como la novela que escribió Blasco Ibáñez por encargo del jefe de gobierno francés durante la Primera Guerra Mundial o los tiras y aflojas de Ridruejo con el régimen de Franco, etc. Es un libro que tras un lectura de casi un tirón, vale la pena volver a leer despacio, pues son sustanciosas muchos de los acontecimientos que cuenta, a la vez que muestra un buen dominio de la historia de la literatura.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Índice

Fulwiler, Jennifer: Un encuentro inesperado.