Comellas, J. L.: Historia de España en el siglo XIX.



En la introducción hace un balance elogioso del siglo XVIII en España. La paz es apenas alterada, el crecimiento económico es constante y se van sentando las bases de lo que podría ser una economía sólida. La demografía, gracias en parte a la calidad alimenticia, es creciente y el país prospera con regularidad. La entrada en el siglo XIX, sin embargo, va acompaña de la mala prensa del gobierno de Godoy y la falta de interés de Carlos IV. La alianza con Napoleón trajo consigo la derrota de Trafalgar lo que supuso un duro golpe para la marina española. En ese desconcierto de alianza, tiene lugar el Motín de Aranjuez fue un levantamiento, no tan popular como se ha presentado que tuvo lugar en marzo de 10808 en Aranjuez, Madrid. Un suceso que tendría como consecuencias la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Las causas de este motín fueron varias, pero destaca la impaciencia de Fernando VII por reinar, creciente ante el desprestigio de la monarquía en esos años. Tras esos sucesos viene la ocupación de plazas por el ejército de Napoleón, supuestamente de camino a Portugal y los llamados sucesos del 2 de mayo de 1808 que son una revuelta popular, durante reprimida que concluye con la abdicación de los borbones en Napoleón y de este en su hermano José I. La guerra de Independencia fue muy cruenta y, a pesar de la victoria final, el país quedó destrozado. Paralelamente en Cádiz, las cortes elaboran una constitución, muy elaborada y completa, que no se llegó a estrenar por la negativa de Fernando VII a asumirla a su regreso a España. En paralelo, los territorios españoles en América comienzan un proceso de independencia que en pocos años llevó a que los cuatro virreinatos se convirtieran en varios países independientes. El tiempo de gobierno de 1814 a 1820 fue de tratar de reconstruir el país a la vez que se frenaban los levantamientos militares para instaurar un régimen liberal. En 1820, Riego proclama la constitución de 1812 y Fernando VII acepta esa situación a la vez que negocia con países europeos la vuelta a la situación anterior, que llega en 1823. La década que sigue es más moderada, a pesar de la mala prensa que tuvo, el crecimiento económico es sostenido y el país estaría encarrilado si la cuestión sucesoria no se presentara tan compleja. Comellas sabe cuándo matizar una afirmación por ser poco precisa o no estar probada. Que aquí resumamos en pocas líneas un siglo de historia, no debiera llevar a olvidarnos que Comellas es uno de los mejores historiadores de este periodo. La guerra que tuvo lugar entre 1833 y 1839 fue la lucha entre dos visiones diferentes de la sociedad que requeriría un comentario más detallado. Terminó con el llamado Abrazo de Vergara, que fue un acuerdo de paz con victoria liberal entre dos fracciones agotadas. Los liberales apoyan a la regente, María Cristina, durante la minoría de edad de la futura reina Isabel II. Ni una ni otra supieron estar a la altura de su misión, si bien cuando llega la paz, a pesar de momentos convulsos, hay una recuperación económica que dura hasta la revolución de 1868 en la que vino un sexenio con cambios continuos. El régimen que sale en 1874 será una monarquía parlamentaria apoyada en la alternancia acordada entre los dos partidos liberales: moderados y progresistas, con una constitución que logró llegar al siglo siguiente, a pesar del creciente deterioro de sistema político y la mayor crispación social. El libro de Comellas resulta excelente y un buen conocedor de ese periodo podrá aclarar dudas así como para quien ve el siglo XIX español como muy confuso, con este libro puede tener una idea más clara de esa fase de la historia de España.

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