Abad y otros: Empantallados

Publicación que recoge Las ideas de un grupo de personas, algunas de ellas llevan varios años trabajando en cómo integrar las pantallas en la vida ordinaria de una familia. Eso ya indica que no abordan la cuestión desde la confrontación. Las pantallas han llegado para quedarse; otra cosa es el uso que se les dé. El acceso a la digitalización cada vez es más precoz; ya no sorprende que niños de Primaria tengan móviles con acceso a Internet, lo que no debiera ser lo habitual. Además de responder a preguntas muy concretas que se hacen los padres, los autores insisten en lograr integrar las pantallas en la vida familiar, de forma que puedan dedicar un tiempo a su uso, en lugares de la casa que sean de acceso ordinario: sala de estar, etc. No aconsejan que ni adultos ni niños usen las pantallas al final de la jornada o menos que se duerman usando el móvil ya desde su cama. Las pantallas pueden tener un excelente uso si se saben usar y pueden causar destrozos sicológicos y éticos si no se gobiernan bien. Los autores buscan lograr que no se usen por efecto reflejo: mirar la pantalla cada vez que notamos que entra un mensaje. No debemos ser esclavos de esos recursos sino aplicar el señorío de quien sabe prescindir de usarlas durante las comidas, que sabe dar prioridad a las personas antes que los móviles; un grupo de jóvenes sentados en un banco mirando cada uno su móvil no se socializa. Evitar la confrontación y adelantarse a situaciones que es previsible que se den son dos de las ideas que recogen al final del libro. El ejemplo de padres y educadores resulta esencial para que los jóvenes sepan usar con señorío los aparatos digitales en el momento y forma que convengan. Como en esa cuestión la sociedad parte de un alto número de personas que tienen adicciones o están excesivamente pendientes de las pantallas –es frecuente el abuso de su utilización- quizá sea preciso ir en contra de la corriente dominante. Que los hijos entiendan bien los motivos les ayudará a entender lo que los adultos con autoridad sobre ellos les digan, o al menos lo acaten porque saben que tiene razón quien se lo dice. Abundan las ideas contrastadas y prácticas.