Moore, Liz: El largo río de las almas.



Ambientada en EE. UU., en un barrio de Filadelfia, Kensisington, con elevado nivel de consumidores de droga, vivieron dos hermanas, Kacey y su hermana, Mickey, la narradora. Los sucesos relatados están ambientados en el siglo XXI. Sus padres fueron consumidores de droga y, en el caso de las mujeres, a veces ese hecho va unido a la prostitución, sea para conseguir dinero y superar el mono, o por chantaje de algún cliente. Kacey, es una adicta que vive en la calle. Mickey, es policía y patrulla por esas calles en su ronda. Hace años que las dos hermanas no se dirigen la palabra ni se saludan, pero Mickey vive con la preocupación permanente por su hermana. Cuando Kacey tuvo un hijo, Mickey lo adoptó como propio; su nombre es Thomas. Su cumpleaños, quinto, se refleja en el relato. Un día, Kacey deja de ser vista por la zona; mientras, un grupo de mujeres aparecen con rasgos que ayudan a suponer que han sido asesinadas. Mickey no está cómoda con su actual compañero de ruta y el sargento de su comisaría no le tiene especial simpatía. En su afán de buscar a su hermana, Mickey se salta varios protocolos de la actuación policial y es sometida a una investigación; mientras vivirá en su casa si empleo ni sueldo; la ventaja es que podrá dedicar más tiempo a Thomas, que lo demanda de forma continua. Cuando Kacey se quede de nuevo embarazada, su primera reacción es no dejarse ver. Las relaciones entre ambas siguen tensas y las de ellas con sus padres, también, lo que no evita que ocasionalmente estén con ellos. El padre ha salido de ese mundo y acoge temporalmente a Kacey. Mientras, Mickey busca por su cuenta al posible asesino, que se sospecha que es un policía, que chantajea a sus víctimas con amenazas de denuncias, etc. El día que Mickey lo haga público tendrá un sabor ambivalente, por una parte hay miles de policías honestos y unas docenas de corruptos así como un elevando número que prefiere no ver más de lo necesario para ahorrarse complicaciones. El entorno está bastante deteriorado en todos los sentidos, pero no dejan de verse rasgos como el amor fraterno, con todos sus condicionantes, entre las dos hermanas, el deseo del padre de reparar el daño causado, personas honestas que tienen paciencia infinita para intentar ayudar a quienes viven prisioneras de la droga. La novela logra atraer al lector por el suspense de los sucesos así como ver con se conjuga la adición con los lazos familiares que perduran entre la familia. El entorno que presenta es de uniones inestables, hogares rotos, pero queda un hilo de esperanza bajo esos “fracasos”, que tienen la capacidad de reaccionar y volver a empezar el esfuerzo por llevar una vida digna del ser humano. Que la educación recibida en algunos momentos de su vida, fue católica quizá explique cómo, en situaciones tan graves, el aborto no aparece como opción.

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