Navarro, Fco. J. Alejandro Magno.





Excelente síntesis de la vida de Alejandro. El subtítulo señala tres rasgos en los que destacó a juicio del autor: héroe, líder y conquistador.

Para que el héroe que ha pasado a la historia pudiera reinar, y realizar la tarea que llevó a cabo, antes fue preciso encontrar un entorno propicio. Su padre, Filipo II fue un gran estratega militar, lo que le permitió alcanzar la supremacía entre las poblaciones circundantes, creando una liga presidida por él en la que participaban las principales polis griegas. Dio forma al ejército macedonio lo que tanto le sirvió luego a su hijo. Además, Alejandro tuvo varios preceptores que le dieron una excelente preparación, el último Aristóteles. Filipo tenía siete mujeres y su esposa Olimpia tuvo la fortuna de darle el único heredero varón sano, si bien por rivalidad entre Filipo y Olimpia, esta abandonó durante un tiempo la corte junto con su hijo. A su regreso, Alejandro completó su formación. Durante una campaña de su padre, gobernó como regente el territorio a los 16 años; no lo habría hecho mal porque en una batalla decisiva, la de Queronea, el año 338 a. C., su padre le encargó dirigir la caballería macedonia, de especial importancia para el éxito militar. El imprevisto asesinato de su padre, llevó a que Alejandro fuera su sucesor. Comenzó por asegurarse el control del territorio entre Macedonia y el Danubio, más la costa que recorre una parte del Mar Negro. Se aseguró la paz a sus espaldas tras vencer a Tebas, ciudad sublevada que arrasó y convirtió en esclavos a sus habitantes. A continuación organizó una expedición para luchar contra el rey persa. Varias batallas jalonan los pasos dados por Alejandro en persecución del emperador persa: Gránico fueron dos ejemplos de una táctica brillante. Tras ir a Egipto, volvió sobre sus pasos y nuevamente venció a Darío III, en la batalla de Gaugamela, en octubre del 331. a. C. Este falleció un año después. Alejandro dejó gobernadores por donde pasaba en sustitución de los sátrapas. Para mayor seguridad dividía en gobierno de un territorio entre tres o cuatro cargos y de esa forma se aseguraba de que fuera más difícil traicionarle. Comenzó a incorporar a líderes locales al gobierno de grandes regiones, con el malestar de los macedonios. Pasar de vivir en polis a dominar un imperio no era fácil de ser asimilado.

Alejandro tenía una formación muy completa, fruto de su formación previa y de conocer bien la Ilíada, el viaje de los diez mil que narra Jenofonte, etc. Se dio cuenta que a pesar de la gran extensión del imperio persa, su defensa dependía de la movilidad de tropas pues era imposible tener guarniciones fuertes en todos los lugares. Su mayor enemigo fue su propia ambición y el error de considerar la Tierra más pequeña de lo que en realidad es. Llegó hasta la India, pero muchos de sus más fieles soldados llevaban años guerreando. Habían recorrido 18.000 km., la mayoría caminando. Alejandro a pesar de su liderazgo, decidió volver. De regreso contrajo unas fiebres y tras diez días de agonía murió, con 33 años y sin dejar previsto ni heredero ni sistema de gobierno a su muerte. Murió el año 323 a. C., en la ciudad de Babilonia. Su imperio se disolvió a su muerte.

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