Chateaubriand, René: Memorias de ultratumba.

Chateaubriand, René: Memorias de ultratumba. Ed. Ed. Acantilado, 2023.   TESTIMONIO

    Abarca cronológicamente desde 1800 hasta 1845, si bien los esenciales son los treinta primeros años. Relata la vida de Napoleón desde su infancia hasta su muerte en Santa Elena. Como son muchas las páginas escritas, puede detenerse a relatar con detalle la campaña de Rusia. El regreso de Luis XVIII, tras la derrota de Napoleón es patético, si por un lado algunos aventureros no dudan en cambiar su comportamiento político, el rey no hizo especial esfuerzo por darse cuenta de que habían pasado veintitrés años desde el asesinato de Luis XVI y que ya nada volvería a ser como antes. Quizá esa falta de acierto, propició que Napoleón pudiera regresar de la isla de Elba antes de su derrota definitiva en Waterloo. Chateubriand se muestra partidario de un régimen de libertad, pero sin violencias. Nunca fue perseguido, en sentido estricto, durante el gobierno de Napoleón, pero tampoco tuvo cargos. La poca simpatía que le merecen Fouche y Talleyrand. El que las últimas correcciones al libro, publicado después de su fallecimiento en 1850, sean entre los años 1835 y 1845 hace que no esté garantizada la objetividad de sus posiciones particulares, pero tiene la ventaja que para los asuntos que no le afectan a él directamente, pueda haber completado con otras fuentes su información. La visión que da sobre la época napoleónica es muy completa. El autor prosigue la narración; en este tomo, revisado en 1845, relata los sucesos ocurridos en Francia entre 1815 y 1830. Corresponde a los reinados de Luis XVIII y Carlos X. Se cierra con la revolución del 1830, que provoca un cambio dinástico. Al caer Carlos X, lo esperable es que le sucediera Enrique V y que Luis Felipe, en todo caso, actuara como regente hasta la mayoría de edad de Enrique. Pero, Luis Felipe no acepta esta posibilidad, que defiende Chateubriand, y ocupará él mismo el trono pasando de la dinastía Borbón a la Orleáns. Luis Felipe no tuvo sucesor en el trono, pues al romper el principio sucesorio, a su caída vino la república, como había previsto el autor de estas páginas. La narración en ocasiones resulta tediosa, pues tras su estancia como embajador en Berlín, sucede una época en la que su vida política resulta de escasa relevancia. Es atractiva la época en la que está de embajador en Roma, lo que le da ocasión de tener una larga entrevista con el Papa, asistir a los preparativos y transcurso de un cónclave, la elección de un nuevo Papa y de un Cardenal Secretario de Estado que sirva para contentar a los países que hayan podido quedar poco satisfechos por la elección. Los sucesos de 1830, se reducen a París y, aparentemente, no suponen un cambio drástico para Francia. Chateubriand anuncia que termina su vida política al negarse a secundar la opción de Luis Felipe de Orleáns. En su vida personal, las referencias a su esposa son escasas y se limita a consignarlas, ni positiva ni negativamente, de lo que se puede inferir que vivían, de hecho, casi separados. La lectura de estas memorias ofrecen una visión de conjunto de unos años en los que ocurren muchos sucesos en Francia. Quizá el lector deba dosificar la lectura de este documento, para no cansarse y sacar el máximo provecho a su lectura.


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