Silva, Daniel: La violonchelista.



El autor publica un nuevo libro con un protagonista frecuente, Gabriel Allon, del servicio de espionaje israelí. En este caso el punto de partida es la muerte de un ruso, opositor del gobierno actual que dirige una prestigiosa publicación. La persona que se los hizo llegar no se sabe si se salvó por ser espía rusa o porque no abrió un sobre dirigido a ella. Que intervenga Allon, tiene como motivo principal que todo lo que tenga que ver con asesinatos promovidos desde Moscú le interesa, porque antes o después le acabaría afectando. Una compleja trama bancaria se encarga de lavar el abundante dinero que proviene de origen ruso y que acaba en las cuentas bancarias de oligarcas rusos. Especialmente hay un banco, con nombre imaginado, que se encarga de esa compleja operación. Lograr que el dinero de tantas vueltas que resulte imposible seguir la pista hasta el destino final. Se mueve, como otras veces, por distintos países europeos y se ven implicados multitud de personajes secundarios. El personaje central es una violonchelista alemana, que se dedica a trabajar como experta en fondos de capital en un corrupto banco ruso que tiene tentáculos por toda Europa, y colabora con Allon. El ritmo es el que hay en las otras novelas de Daniel Silva. Trepidante, sin descanso y bien trabado. La trama que Allon descubre conduce a canales secretos de dinero e influencia que van al corazón mismo de la democracia occidental y amenazan la estabilidad del orden global. Isabel, la persona que da el título al libro, ha trabajado en ese banco y tiene habilidad para moverse por esas arenas movedizas. Colabora con Allon un miembro del servicio secreto británico que en su día fue enemigo personal del actual jefe de espionaje israelita. Una de las personas que dirige las operaciones de lavado del dinero es Arkady Akimov, una persona de confianza de altos cargos rusos. El plan de Allon es lograr engañarle para que invierta en una empresa ficticia con el fin de arruinarle a él y a quienes obtienen beneficios de ese dinero. Que Arkady se encapriche de Isabel es algo imprevisto, que implica cierto riesgo a la vez que la posibilidad de entrar en el círculo más cercano de ese pequeño grupo de personas que controlan gran cantidad de dinero, que a juicio de Allon se dedica en buena parte en negocios lucrativos que vayan pudriendo a las democracias occidentales. El final del libro, los incidentes relacionados con el relevo presidencial en EE.UU y la resistencia de Trump y de algunos que le apoyan, a hacer el traspaso presidencial, por acusar a sus contrincantes de fraude, ocupa una parte destacada de ese tramo final, que el autor añadió cuando ya tenía buena parte del libro escrito, pero que supo engarzarlo con la trama ya desarrollada antes. Como es habitual, al final del libro se afirma que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. La novela, como otras del autor, es violenta. Las infidelidades, matrimoniales o no, son mencionados sin detalles escabrosos.

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